Mindelo, São Vicente, Cabo Verde. Si consigo volver a Barcelona con mi cámara y objetivos intactos va a ser un milagro. En las ruas hay pandillas de jóvenes que se dedican a robar a los turistas. Conmigo ya lo han intentado dos veces, a base de golpes, pero todavía no lo han conseguido. Con la música, el jolgorio, y la excitación, es fácil despistarse. Ahora ya los veo venir y me voy para otra parte.
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