jueves, 18 de abril de 2013

Piranhas!

Anavilhanas, Amazonia, Brasil. João nos lleva esta mañana a pescar pirañas en un remanso del Río Negro. Me pica la curiosidad por ver esos terribles pececillos devoradores de hombres que descubrí en las aventuras de Tintín cuando era pequeño. 

La pequeña embarcación nos espera en el embarcadero del lodge.

Remontamos las aguas río arriba y al cabo de un rato Jo
ão para el motor y nos da las cañas...bueno, un palo con un hilo y un anzuelo colgado del final. Un poco de carnaza y a pescar. Las picadas no tardan en llegar, pero que la presa se aferre al anzuelo, eso ya es otro cantar. Parecen expertas en arrancar la carne del anzuelo sin engancharse. De repente llega la primera: un pececillo de no más de 15 cm, aparentemente inofensivo. Hasta que João nos muestra su afilada dentadura.


Contrariamente a lo que se cree, las pirañas raramente atacan al ser humano. Es más, aquí y en toda Sudamérica, la gente se baña tranquilamente en ríos plagados de ellas. Solo en algunos casos muy excepcionales y solo una determinada variedad de piraña, la de vientre rojo, se registran ataques masivos. Como el de 2011 en el estado de Piauí, donde más de 100 personas sufrieron mordeduras, o el de la ciudad de Palmas, en 2007, con 190 ataques en 6 meses. Así que, cada uno haga lo que quiera en eso de bañarse por aquí...

Una vez observada y fotografiada, Jo
ão devuelve el monstruito a las mansas y tranquilas aguas del Río Negro, en una acción conservacionista ejemplar.

Mientras que a pesar de todo unos insisten en pegarse un baño, otros más responsables preferimos un tranquilo paseo a remo en una de las embarcaciones locales...y es que tampoco hay una necesidad irresistible de meterse en un río plagado de hambrientos y dentados pececillos.

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