Tromsø, Isla Tromsøya, Noruega
Una manera muy popular de desplazarse por el litoral del ártico noruego es con los barcos de la compañía marítima Hurtigutren, activa desde 1893. Originalmente el Hurtigruten (o vía rápida en noruego) se utilizaba para transportar carga y gente. Hoy se le ha sumado el turismo.
Esta noche he dormido en un hotelucho de Harstad, una ciudad con cero encanto pero bueno...es donde me dejó el avión anoche. Pronto por la mañana desayuno en el hotel y me voy arrastrando las maletas por una calle con un piso fatal, lleno de hielo y piedrecitas que no dejan rodar bien las ruedas de mi equipaje. Afuera estamos a 2ºC y está nublado. Consigo llegar como puedo, no sin antes maldecir al dios Thor por semejante clima nefasto, hasta el muelle donde está amarrado el MS Polarlys, que me llevará en algo más de 6 horas de Harstad a Tromsø, la denominada capital del ártico.
Los barcos del Hurtigruten son grandes y espaciosos, con 7 pisos de altura. Solo subir me voy al piso de arriba, que no podía llamarse de otra manera que "panoramic". Sus salones son de lo más espectacular. No hay mucha gente, y la poca que hay casi me dobla en edad. Rápidamente percibo que eso del Hurtigruten es cosa de la tercera edad.
El MS Polarlys hace una parada de media hora en Finnsnes. La ciudad conecta mediante un bonito puente con la isla de Senja, la segunda más grande del país.
Realmente, este país es de una belleza extrema. Los paisajes de montañas nevadas y pueblecitos costeros de casas rojas se suceden sin cesar. Pero en esta vida nada es gratis: esa belleza la pagan con un clima duro de pelar.
Al llegar a Tromsø, bajo del barco y me acerco directamente al centro de excursiones de auroras para reservar una plaza: he leído en internet que esta noche volverá a ser muy buena, mientras que a partir de mañana va a bajar notablemente la actividad. Así que mañana os cuento.
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