martes, 1 de marzo de 2016

Aldabra, posiblemente nuestro último tesoro natural



Aldabra, Seychelles

La isla de Aldabra (Seychelles) dista 1.100 km de Mahé, la isla principal. Pertenece a las denominadas Outer Islands (Islas Exteriores) del país y está situada a 420 km al noroeste de Madagascar. Es el segundo atolón coralino más grande del mundo (después del de Kiritimati, en Kiribati, Océano Pacífico), con unas dimensiones de 34 x 12 km.



Políticamente pertenece a Seychelles desde 1976, fecha en que el Reino Unido la devolvió a dicho país (junto con Farquhar, que visitaremos pasado mañana) y Desroches. Anteriormente, estos cuatro archipiélagos formaban parte, junto con Chagos, del denominado Territorio Británico del Océano Indico, del que hoy solo subsiste Chagos (y su polémica base militar Diego García).

Hecha esta pequeña introducción, vamos al grano. Aldabra es sencillamente una gema, una piedra preciosa que la humanidad debe preservar a toda costa. Actualmente está gestionada por la Seychelles Island Foundation (SIF), conjuntamente con el Vallée de Mai, en la isla Praslin. Alberga una estación científica con una docena de voluntarios que se encargan del mantenimiento del atolón. Guy, nuestro marinero de zodiacs, estuvo al mando de la estación durante 10 años, por lo que conoce todo acerca de "su" isla.



Actualmente Aldabra está deshabitada. Es un lugar extremadamente aislado, visitado solo por un promedio de 3 barcos al año. Gracias a ello se ha conservado prácticamente intacta. Por todo ello la UNESCO la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1982. Además, Aldabra está declarada Area Importante Endémica de Aves (2001), es Zona Húmeda Importante Internacional Ramsar (2010), y pertenece al circuito IOSEA de tortugas marinas. Vamos, un tesoro de nuestro planeta que debemos salvaguardar para las generaciones venideras.

El MS Island Sky ha fondeado esta madrugada en la costa oeste de Aldabra, frente a la estación científica del islote Picard. Me asomo tembloroso a la ventana para comprobar si el tiempo va a permitir desembarcar o vamos a experimentar otro fiasco como en Comores: todavía no ha amanecido y parece nublado, pero el mar está relativamente calmado. Veo a los guías volviendo de la estación. Los veo con los pulgares arriba. ¡Eureka!

Excitados como niños, embarcamos en las zodiacs y nos introducimos al lagoon por el canal Dubois. En la passe, el mar se embravece por las fuertes corrientes provocadas por las mareas. Se respira un poco de nerviosismo entre los pasajeros.  Nuestra zodiac sube y baja como un ascensor, pero las olas no rompen. Son solo unos minutos. Una vez superados los remolinos, entramos en el lagoon, plano como una balsa. 

Cada día ni más ni menos que 2/3 del agua del lagoon (de 224 km2) sale y vuelve a entrar por esos passes debido a las mareas. Estamos hablando de billones de litros de agua arriba/abajo cada día. Pero litro más o litro menos, lo importante es que hoy se cumple uno de mis sueños: mucho ha llovido desde que ese niño de 8 años contemplara imaginativo aquel sello inglés donde figuraba el mágico y misterioso nombre de ALDABRA. Lo primero que hago es pedir a Luca, el italiano del grupo, que me haga una foto frente a una placa que reza "Aldabra, joya de la Naturaleza, ofrecida a la humanidad por el pueblo de la República de las Seychelles, el 19-nov-1982".

Desembarcamos en el islote de Picard, y desde allí emprendemos un pausado y plácido camino, cada uno a su aire, hasta la estación. Mi emoción es máxima.



Uno de los primeros regalos es el encuentro con el rascón áptero (no volador) de esta isla: en un lugar donde no hay depredadores ¿de qué sirve volar? De nada, así que la evolución le ha hecho perder esa facultad. Absolutamente indiferente a nuestra presencia, es capaz de pasear por encima de tus botas sin el menor problema:




En la playa aparecen garzas de diferentes especies, como la garcilla dimorfa o la garza real:




Un ave curiosa típica de esta región es el dromas que anida en Arabia e invierna aquí  en grandes números:



O el foddy, pajarillo de la familia del gorrión, de intenso color sangre, representado aquí por la subespecie aldabrana.



Otra ave característica de los trópicos, el suimanga, habita aquí en forma de su subespecie local abbotti



El grupo va loco con la fotografía. Debo decir que el nivel de cámaras y lentes es muy alto. Casi todos llevamos una SLR (o réflex), y la mayoría van con un 400mm luminoso. Como la fotógrafa naturalista, Sue Forbes, que acarrea todo el día dos cuerpos y dos superlentes.



Yo, por razones de peso y comodidad, he traído un 300mm y un gran angular: las aves son tan confiadas aquí que "sobran aumentos":


Tampoco hacen falta muchos milímetros de lente para fotografiar los cangrejos de los cocoteros:



El tiempo afuera no es una maravilla que digamos, pero al menos no llueve. Hubiera preferido un día soleado para la fotografía, pero debo confesar que los días tormentosos, de cielo plomizo, combinan muy bien con las aguas turquesas. Además, la presencia del MS Island Sky de fondo da un toque tranquilo y sereno a esos paisajes.





Pero si hay algo realmente característico de Aldabra es sin duda su tortuga gigante. El fenómeno de gigantismo en las tortugas terrestres se dio hace milenios en distintos lugares e islas del mundo, pero sólo han sobrevivido dos especies: la de las Galápagos y la de Aldabra. Todas las tortugas gigantes que podáis ver en zoos, en las otras islas de Seychelles, en Zanzíbar, Mauricio, Londres, o en la conchinchina, son de una u otra especie. La población en Aldabra es impresionante: nada más y nada menos que 150.000 ejemplares.




La estación científica se estableció en 1970, cuando Aldabra era todavía inglesa. Por muy poquito los ingleses no establecen aquí su base militar en lugar de en Diego García. Julian Huxley y las protestas conocidas como el "Aldabra Affair" consiguieron abortar el proyecto. 

Las instalaciones de la actual estación se aprovecharon del antiguo asentamiento de los recolectores de guano que habitaron aquí a finales del siglo 19. Eran unos 200 en toda la isla, e introdujeron cabras, ratas y dragones. Cazaron y exportaron multitud de tortugas y casi las llevaron a la extinción hasta que en 1891 James Spurs, que tenía la concesión de la isla, prohibió su captura. Gracias Jimmy!





Desgraciadamente, uno no puede quedarse todo el tiempo que desearía en tierra si tiene intención de volver al barco ese mismo día: las mareas vacían el lagoon y debemos darnos prisa para no quedar atrapados. Pero, oh, sorpresa: los guías no han calculado bien y alguna zodiac ya ha empezado a quedar embarrancada.





A mí me toca volver en la zodiac de Guy (todo un privilegio estar en manos del que fue jefe de la estación biológica de Aldabra y ahora marinero experto del MS Island Sky).



También él padece el vaciado y debemos saltar de la zodiac y empujar un rato. Oh well!

3 comentarios:

  1. Enhorabuena por tú sueño cumplido. He buscado la ubicación de la estación científica en Google Maps y no la encuentro ¿está en el mismo atolón?

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    1. Sí Carlos. Ve al mapa de mi post y mira en Île Picard: la estación es donde marca "campement"

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  2. qué maravilla de experiencia, he estado 2 veces en Seychelles y me parece un autentico paraiso, sueño con algún día volver y visitar el atolon de aldabra, de momento tengo un botuco que se llama Aldabra

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