Nosy Be, Madagascar
Después de visitar una plantación colonial de cacao y café cercana a la costa, nos embarcamos en el pequeño muelle de Ankify, rumbo a la isla de Nosy Be, a 45 minutos. Durante el tramo de 15 km que separa la isla, nos cruzamos con varias embarcaciones pesqueras a vela, características de estas costas.
Cansados del intenso trayecto que comenzó antes de la salida del sol en Ankarana y prosiguió por los red Tsingys, disfrutamos de un merecido descanso en un hotel situado en la zona turística. Por fin un poco de confort y relax. Es la primera vez que contemplamos una puesta de sol desde una hamaca y con una copa en la mano (que de vez en cuando también se agradece... pues, al fin y al cabo, estamos de vacaciones, aunque no lo parezca con el ritmo que llevamos).
Cansados del intenso trayecto que comenzó antes de la salida del sol en Ankarana y prosiguió por los red Tsingys, disfrutamos de un merecido descanso en un hotel situado en la zona turística. Por fin un poco de confort y relax. Es la primera vez que contemplamos una puesta de sol desde una hamaca y con una copa en la mano (que de vez en cuando también se agradece... pues, al fin y al cabo, estamos de vacaciones, aunque no lo parezca con el ritmo que llevamos).
Al día siguiente, excursión al vecino islote de Nosy Tanikely, integrado en una reserva marina, un lugar ideal para practicar el snorkling... o al menos, eso pone en la guías.
Resulta que tras colocarme la máscara, no tardo ni un minuto en notar un desagradable quemazón por todo el cuerpo. No falla: tienen que ser esa infinidad de medusillas, que pululan por toda la zona y que, junto con una gran densidad de microorganismos, entorpecen la visión submarina. Total, tras aguantar estoicamente el picor durante casi una hora, envío el snorkling a paseo y regreso a la playa. Enseguida compruebo que la mayoría de mis colegas han experimentado esa misma desagradable sensación, pero han tenido menos paciencia.
Es la hora de dar de comer a los turistas, y los guías de los diferentes grupos comienzan a cocinar. El irresistible olor de carne a la brasa inmediatamente atrae a todos los lémures de la la isla, que, seguramente, ya saben que a esa hora, cada día hay teca.
De regreso a Nosy Be, visitamos la ca pital, Hell-ville. El paseo comienza por la avenida de la Liberación, flanqueada por antiguos cañones y edificios coloniales. Acabamos en el mercado, donde el bullicio de gente es impresionante.
La isla de Nosy Be es la más grande del país, con unos 300 km2 de superficie. Fue poblada por comerciantes indios y swahili durante el siglo XVI, aunque se convirtió pronto en un polo de atracción para todo tipo de refugiados, comerciantes y colonos de procedencia diversa.
Resulta que tras colocarme la máscara, no tardo ni un minuto en notar un desagradable quemazón por todo el cuerpo. No falla: tienen que ser esa infinidad de medusillas, que pululan por toda la zona y que, junto con una gran densidad de microorganismos, entorpecen la visión submarina. Total, tras aguantar estoicamente el picor durante casi una hora, envío el snorkling a paseo y regreso a la playa. Enseguida compruebo que la mayoría de mis colegas han experimentado esa misma desagradable sensación, pero han tenido menos paciencia.
Es la hora de dar de comer a los turistas, y los guías de los diferentes grupos comienzan a cocinar. El irresistible olor de carne a la brasa inmediatamente atrae a todos los lémures de la la isla, que, seguramente, ya saben que a esa hora, cada día hay teca.
De regreso a Nosy Be, visitamos la ca pital, Hell-ville. El paseo comienza por la avenida de la Liberación, flanqueada por antiguos cañones y edificios coloniales. Acabamos en el mercado, donde el bullicio de gente es impresionante.
La isla de Nosy Be es la más grande del país, con unos 300 km2 de superficie. Fue poblada por comerciantes indios y swahili durante el siglo XVI, aunque se convirtió pronto en un polo de atracción para todo tipo de refugiados, comerciantes y colonos de procedencia diversa.
Actualmente es uno de los principales destinos turísticos del país, si no el primero. No obstante, me parece que pocos turistas deben alojarse en hoteles como este:
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