sábado, 27 de febrero de 2016

La isla de Ibo, donde el tiempo se detuvo hace 200 años



Isla de Ibo, Quirimbas, Mozambique

Nos dirigimos al Archipiélago de Quirimbas, al Norte de Mozambique, nuestra última escala en este país.

El MS Island Sky fondea al norte de la isla de Ibo, y desde allí tomamos las zodiacs en un larguísimo recorrido hasta el muelle del pueblo.



Ibo es de nuevo otro de esos asentamientos coloniales con un encanto especial. Pero aquí se suma que las antiguas casas están abandonadas y las calles desiertas con lo que se respira una paz y una tranquilidad suprema. Vasco de Gama (¡como no!) también se detuvo en Ibo, en 1502. La ciudad fue fortificada en 1609 y a finales del siglo 18 ya era la segunda más importante del Mozambique colonial.




En uno de los caminos que conducen a la parte habitada, me encuentro una chica occidental que camina con su perro. Le digo boa tardi, y, no sé cómo ni por qué, noto que su look me resulta cercano. Le pregunto de dónde es y me dice que de Girona. Es increíble! és que estem per tot arreu! Me explica que está de voluntaria trabajando de maestra con la ONG catalana Fundación Ibo. No es un tópico: realmente uno se encuentra con catalanes en todos los rincones de este mundo.




A finales del siglo XVIII (1791) los portugueses construyeron aquí el Fuerte de São João, diseñado para acomodar hasta 300 personas. En los días del esclavismo, las cámaras de la planta baja se utilizaban para apiñar esclavos. Hoy, tan solo 200 años después, las ocupan los artesanos de la plata, conocidos por sus piezas hechas a partir las antiguas monedas de plata.






La lluvia hace finalmente acto de presencia. Por suerte nos pilla ya en el Ibo Island Lodge, un hotel con una de las terrazas más bonitas que yo haya visto jamás.



En el jardín, un grupo de jóvenes nos deleita con sus canciones. Las chicas lucen unos coloridos velos azul celeste que contrastan con su piel morena.




En el patio del lodge, se ha instalado una enorme colonia de tejedores. Observo con atención uno de ellos y me percato que en el interior del pequeño cerebro de estas aves, no sé cómo, pero hay anclada una fuerte e irresistible tendencia innata a "coser" hierbas. Verlos en plena acción es, simplemente, apasionante. ¿Cómo demonios estará almacenada la orden "coser" en el ADN de estas aves?





La lluvia cede paso al buen tiempo y nos dirigimos de nuevo al muelle para emprender el largo trayecto de vuelta hasta el barco.



Al cabo de casi 1 hora en zodiac llegamos al MS Island Sky, allí, majestuosamente fondeado en lugar seguro, esperando, sereno.


1 comentario:

  1. Es curioso el encanto que da a muchos lugares el pasado colonial a través de sus vestigios abandonados al curso de la naturaleza.

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