martes, 5 de junio de 2012

Al oeste de la península de Samaná

Las Terrenas, Samaná, República Dominicana. Hoy toca explorar el oeste de Las Terrenas. Cojo mi coche y subo la montaña que separa la península del resto de la isla hasta Sánchez, en el extremo de la bahía de Samaná. Desde allí prosigo por la carretera general hasta Nagua. En mi guía indica que pasado Cabo Francés, cerca de la población de Río San Juan, se encuentra la laguna Gri Gri, con espléndidos manglares y cavernas marinas. Me apetece verla y fotografiarla, así que me dirijo hasta allí. Pero una vez en la zona no hay manera de dar con ella: o la han secado o el libro está equivocado. Por aquí no hay ninguna laguna a la vista, ni nadie ha oído hablar de ella. Me complazco con contemplar los palmerales: ha llovido mucho la noche anterior y los suelos están encharcados, lo que proporciona reflejos interesantes:
Al mediodía decido dar media vuelta. La verdad es que este trayecto no tiene nada de especial. Incluso la guía dice literalmente que "no hay demasiadas cosas dignas de mención".

Por la tarde llego de nuevo a la península de Samaná. Dicen los historiadores que lo que hoy es península fue anteriormente isla, ya que estaba separada de La Española por una extensa marisma que el ser humano terraplenó en el siglo XIX. Los primeros en habitarla fueron unos pocos inmigrantes procedentes de las Islas Canarias. Luego llegaron esclavos de Norteamérica y de las Antillas inglesas. Se mezclaron y nació una extraña lengua criolla conocida como "el inglés del muelle", que dio lugar a muchos Smith, King o Green tal como se aprecia todavía en los listines telefónicos de las poblaciones de la zona.

Las Terrenas es una población relativamente joven. Las primeras casas se construyeron en 1980. Hoy, en cambio, se extiende 2 km por el litoral y abundan los hoteles, bares, cafeterías y discotecas. Los antiguos colonos canarios han sido reemplazados por franceses, italianos, suizos y alemanes que han decidido cambiar sus fríos y ordenados orígenes por este entorno tropical para ganarse la vida. Aún así, el lugar conserva un cierto encanto donde los médicos locales siguen practicando sus métodos tradicionales... y si no, mirad este cartel.

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