jueves, 7 de junio de 2012

Santo Domingo

Santo Domingo, República Dominicana. Mi último día en la isla transcurre en la capital, Santo Domingo. Tengo todo el día para recorrer el casco antiguo o Zona Colonial, un lugar que rebosa en historia.

Aquí, en 1498, comienza la historia del Nuevo Mundo. Santo Domingo fue la primera ciudad colonial a la que la Corona española otorgó carta real. Fue fundada por el hermano de Cristóbal Colón, Bartolomé. Sus calles adoquinadas y sus abundantes edificios antiguos permanecen en estado casi intacto. Es un auténtico placer descubrir sus rincones. Tomo asiento en el Parque Colón, una gran plaza frente a la Catedral Santa María La Menor, construida entre 1514 y 1544 y más tarde utilizada como cuartel general por el pirata Francis Drake. En su interior la TV nacional prepara la festividad del domingo de resurrección.

Fuera, en la plaza, la gente pasa el rato y disfruta en familia.


Una niña con el brazo escayolado da de comer a las palomas con la mirada fijada en el infinito. Otra parece hipnotizada frente al helado que le está preparando un tendero. Un padre da de comer a su hijo pequeño. Un joven sopla pompas de jabón como cuando era niño. Yo permanezco sentado en un banco contemplando todo eso y mucho más, intentando captar con la cámara este ambiente tranquilo y familiar de la vida cotidiana del dominicano. Me quedan muchas calles y edificios por ver, pero no es lo que más me apetece en estos momentos.



Al atardecer, visito la casa de la moneda. Aunque aquí, según cuentan los historiadores, nunca se acuñó ninguna moneda ni se fundió metal alguno para esta actividad. Pero bueno, el lugar es agradable y rico en motivos fotográficos.



Son las últimas pinceladas de esta visita a la histórica isla caribeña de La Española. La próxima: Cuba, pero esto no será hasta dentro de diez días ¡Hasta entonces!

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