martes, 18 de junio de 2013

La costa noroeste de Chipre

Polis, Chipre. Desde la ciudad de Pafos se puede acceder a la de Polis, en la bahía de Chrysohou, por una bella carretera costera muy poco transitada y llena de paisajes mediterráneos que todavía huelen a los tiempos de los antiguos griegos. Olivo, pino, jara, romero, y tomillo se suceden sin parar. Es el parque natural de Akamas, en la costa oeste de Chipre.



Este es el hábitat natural de las currucas, esos tímidos pajarillos típicos del carrascal mediterráneo.

El trayecto está ribeteado de numerosas iglesias ortodoxas que aparecen por sorpresa en los lugares más insospechados, como la de Agios Georgios, bizantina, junto al mar.

Al final del trayecto uno llega a los baños de Afrodita, vigilados por el sempiterno "señor de las naranjas", un viejo hombre que siempre está allí, en la entrada del estanque, alabando las virtudes del coloreado fruto.

Cuenta la leyenda que Afrodita, tras bañarse en las aguas color turquesa de esta bahía, acudía frecuentemente a este estanque, rodeado de un paisaje idílico y del olor dulce de las flores salvajes. Es aquí donde se encontró a su bello y amado Adonis por primera vez. Se ve que Adonis estaba cazando en el bosque de Akamas cuando llegó hasta aquí para calmar su sed. Al ver a Afrodita desnuda se quedó maravillado y ambos quedaron prendados por la belleza del otro. Afrodita, por aquel entonces, estaba casada con Hefesto, el malhumorado dios del fuego y la forja, con lo que la cosa estaba complicada.
Adonis murió destrozado por los colmillos de un jabalí enviado por Artemisa como represalia por la implicación de Afrodita en la muerte de Hipólito. Cuando Afrodita corrió a socorrerle se hirió con unas zarzas y sus gotas de sangre se transformaron en unas flores parecidas a las rosas que se llamaron adonis.

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