sábado, 14 de diciembre de 2013

Ibiza

Ibiza, Islas Baleares. La isla de Ibiza, estandarte universal de la marcha y la vida nocturna, no es precisamente uno de mis destinos preferidos. Aún así, creo que se merece una entrada en este blog dedicado a las islas del mundo.

Mi primer contacto con la mayor de las Pitiusas tuvo lugar a finales de los años 80. Me alojé en un camping, al que se llegaba por un camino tortuoso y polvoriento. Creo que estaba cerca de Sant Antoni de Portmany. Recuerdo que me sorprendió la enorme cantidad de polvo acumulado en los pinos del camino, tanto, que no se alcanzaba a ver su color verde. Era un mes de agosto, había mucho mosquito y gente por todas partes. Me fui dos días antes de lo que marcaba mi billete de vuelta.

Otra de las sensaciones que caló en mí fue la tremenda destrucción del paisaje que ya por aquel entonces se extendía por doquier. Aquellas calas ribeteadas de casas en sus laderas montañosas me hicieron percatar de la gran diferencia que hay entre las montañas que tienen casas incrustadas y las que no: el impacto paisajístico del ladrillo provoca un cambio radical en la imagen que proyectan.

Más recientemente he pasado por la isla de camino a Formentera. En una ocasión me acerqué al Café del Mar, un lugar en la playa de Sant Antoni en el que se reúnen cada día los modernos para contemplar la puesta del sol al son de una música que se ha venido en llamar, obviamente, "café del mar", un estilo definido como "chill-out de ambiente balear",
whatever that means. Llevan algo así como 36 discos publicados, algunos triples. Obviamente, un negociazo.

No tengo muchas fotos de Ibiza. Una de las postales más bonitas de la isla puede apreciarse, de hecho, desde Formentera: es la formación de Es Vedrà, un islote de formas impresionantes, casi fantasmagóricas, al oeste de Ibiza. Su perfil recuerda al de las formaciones volcánicas que dibujaban aquellos Solander y Banks que acompañaban a Cook por los mares del sur. En esta roca vivió aislado el padre carmelita Francesc Palau durante 6 años, en el siglo XIX, donde se le aparecía a menudo una chica vestida de blanco...
Pero el padre Francesc no fue el único que atribuyó poderes a este islote. Unos dicen que Es Vedrà fue la isla sagrada de Tanit, una diosa fenicia de la fertilidad y que aquí se hicieron sacrificios humanos en su honor. Otros afirman haber vistos platillos volantes, y  aseguran que es el lugar de aterrizaje de los intergalácticos. Hay quien dice que es la punta de la civilización hundida de Atlantis, o incluso que su piedra se utilizó para construir las pirámides de Egipto...

Quizás por lo que se fuma en la isla vecina, o quizás porque es el tercer lugar del mundo con mayor poder magnético (y eso sí es cierto), la cuestión es que este islote tiene algo de misterio que no deja indiferente al que lo contempla.

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