Mindelo, I. Sāo Vicente, Cabo Verde
A menudo la gente me pregunta cuál sería un buen destino para escaparse una semana tras las comilonas y los fríos navideños. Bueno...no puedo pensar en un plan mejor que éste: fin de año en Mindelo, isla de Sāo Vicente, Cabo Verde. Os explico:
Hace algo más de tres años, el pequeño aeródromo de la isla De Sāo Vicente lo transformaron en aeropuerto internacional, capaz de recibir vuelos directos desde Europa sin necesidad de pasar por Sal o Praia. Actualmente TAP y TACV cubren este destino con varios vuelos semanales desde Lisboa, lo que facilita mucho las cosas. Al morir Cesária Evora en noviembre de 2011, el aeropuerto cambió su nombre por el de la diva descalza en su honor.
Durante las fiestas muchos caboverdianos desperdigados por Europa vuelven a su tierra, con lo cual es probable coincidir con algún que otro famoso en el avión. En esta ocasión ha sido Tito Paris, todo un icono de la música caboverdiana. Me presento y le pregunto si va a dar algún concierto, tal como hizo el año pasado por estas épocas. Me confirma que sí, esta misma noche, en el Hotel Mindel. Este viaje no podía tener mejor comienzo.
Al salir del avión me reciben unos agradables 25ºC. Hace viento (en CV siempre hace viento) y el avión se tambalea un poco antes de tomar tierra. Un simpático taxista, que en España ya estaría retirado hace tiempo, me lleva al hotel. Durante la travesía me pone al día de la vida aquí. También hablamos de fútbol (cómo no!) y me dice que prefiere el Madrid que el Barça porque el Barça siempre gana y no hay emoción. Bueno...siempre.... siempre? -pienso en mis adentros.
Dejo la maleta y no tardo ni 5 min en salir a la calle, que ya hierve de música por todas partes. En la Rua Lisboa una sucesión de grupos están tocando esta tarde gratis para la gente que baila animada a su alrededor. Todo es alegría, todo calor, todo buen rollo. Mindelo é sab!
Rápidamente reconozco a uno de los músicos: es Luis Batista, el lutier que me hizo el cavaquinho hace unos años. Está tocando con sus hermanos.
Llega la noche. Me tomo un grogue en el Café de Lisboa, subo a la Pizzeria do Mar y desde un balcón sigo disfrutando de la fiesta.
Frente a la plaza Dom Luis han decorado el monumento del Aguila con el clásico adorno navideño. En frente, en la marina Pont d’Agua están organizando un super reveillon para el 31, con cena, música ao vivo y fuegos artificiales muy, muy tentador...creo que mañana sucumbiré y compraré un ticket. Total estamos hablando de 40€, un precio más que razonable para una noche como ésta.
La Praça Nova bulle de vida y animación: es el último sábado del año y el mindelense sólo piensa en divertirse. Esta isla es famosa por sus fiestas: carnaval en febrero (el más popular de toda Africa), el festival musical de Bahia das Gatas en Agosto, y el fin de año ahora.
En el hotel Mindel, el concierto de Tito Paris empieza a medianoche. La gente estalla de alegría con su música. Comienza el clarinetista del grupo con Boas Festas, el tema de Luís Morais omnipresente en la isla durante estas fechas.
Agotado de la intensidad de este primer día, me retiro a las 3 de la madrugada mientras la fiesta tiene todos los síntomas de seguir hasta altas horas. Ya en mi habitación me coloco los tapones de oreja (los decibelios van muy disparados) y caigo rendido.
Rápidamente reconozco a uno de los músicos: es Luis Batista, el lutier que me hizo el cavaquinho hace unos años. Está tocando con sus hermanos.
Llega la noche. Me tomo un grogue en el Café de Lisboa, subo a la Pizzeria do Mar y desde un balcón sigo disfrutando de la fiesta.
Frente a la plaza Dom Luis han decorado el monumento del Aguila con el clásico adorno navideño. En frente, en la marina Pont d’Agua están organizando un super reveillon para el 31, con cena, música ao vivo y fuegos artificiales muy, muy tentador...creo que mañana sucumbiré y compraré un ticket. Total estamos hablando de 40€, un precio más que razonable para una noche como ésta.
La Praça Nova bulle de vida y animación: es el último sábado del año y el mindelense sólo piensa en divertirse. Esta isla es famosa por sus fiestas: carnaval en febrero (el más popular de toda Africa), el festival musical de Bahia das Gatas en Agosto, y el fin de año ahora.
En el hotel Mindel, el concierto de Tito Paris empieza a medianoche. La gente estalla de alegría con su música. Comienza el clarinetista del grupo con Boas Festas, el tema de Luís Morais omnipresente en la isla durante estas fechas.
Agotado de la intensidad de este primer día, me retiro a las 3 de la madrugada mientras la fiesta tiene todos los síntomas de seguir hasta altas horas. Ya en mi habitación me coloco los tapones de oreja (los decibelios van muy disparados) y caigo rendido.
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