miércoles, 13 de febrero de 2013

Fly Emirates, un diez



Dubai, Emiratos Arabes Unidos. A cada punto del planeta le corresponde otro en la esfera terrestre diametralmente opuesto a él: son nuestras antípodas. El punto de las antípodas de Barcelona cae en el mar, a unos 500 km al este de Wellington, Nueva Zelanda. Si quieres ver cuál es el tuyo solo tienes que buscarlo en este link. 

Ese va a ser mi próximo destino...no el medio del océano, pero sí muy cerca: la isla Sur de Nueva Zelanda.

Hay muchas maneras de llegar en línea recta a tus antípodas, pero todas miden lo mismo. Así que la distancia no tiene importancia. No ocurre lo mismo con la línea aérea que uno escoja. Air New Zealanad sería la que uno pensaría como más adecuada, pero mirando precios hay otra que sale mucho, mucho más económica: Emirates. Además, vuela directamente a Dubai desde Barcelona, lo que permite parar unos días para contemplar la capital del derroche.

Los viajes ofrecen múltiples placeres: no todo se limita al destino elegido, a veces comienza a ser placentero el mismísimo vuelo que te ha de llevar allí. Sin duda este está siendo el caso con Emirates. Nunca había volado antes con esta compañía. Los asientos son amplios, la comida excelente, las azafatas como sacadas de un cuento, el vuelo casi vacío (estoy estirado en una tira de tres asientos), y el entretenimiento por TV...lo mejor.

Al volar por encima del Peloponeso griego se pone el sol y se hace la noche en cabina. Miro al techo y veo que está repleto de lucecitas: ¡han decorado el techo del avión con estrellas!

Después de cenar enciendo mi monitor de uso individual y me encuentro con una gama de temas para elegir que no se acaba nunca. Cientos de canales, de películas, de shows, de música, de deportes... vamos... todo lo que uno quiera. Me zampo enteros dos reportajes de mis temas preferidos: música clásica y astronomía. 


El primero es un especial de la BBC sobre Beethoven que me hace saltar las lágrimas. Por cierto, no sé qué pasa en los aviones (quizás es cosa de la baja presión) que uno se emociona mucha más fácilmente ¿lo habéis notado alguna vez? Yo una vez incluso lloré mirando "Monstruos 2". El reportaje es excelente y aprovecho para hacer fotos de las manos de los músicos, un tema que mi profesor de fotografía Manel Ubeda recordará (si me está leyendo) que me apasiona desde hace tiempo:



Al acabar voy al índice y me encuentro con otra materia interesante: la naturaleza del tiempo, un programa de la National Geographic presentado por Brian Greene, uno de mis héroes mediáticos en ciencia.

En la pantalla de navegación, veo que el avión hace un giro. Estamos encima de Aleppo, la ciudad siria que tan duramente está siendo atacada por el régimen de Bashar Al-Assad. El piloto pone rumbo sur, entre otras cosas porque no debe de poder sobrevolar Iraq (foto de portada). Pienso en cómo son las cosas: aquí arriba máximo confort y aquí abajo máximo horror.

Aterrizamos en el aeropuerto internacional de Dubai a las 0:45, tras algo más de 5 h de vuelo. Mañana visitaré las islas artificiales conocidas como Palmeras, el Burj Al Arab (ese hotel con forma de vela de barco) y el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo (828 m).





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