Vaitapé está triste: no solo han finalizado las festividades del Heiva i Bora Bora (las de la isla) y del Heiva Raromatai (las de entre-islas) sino que además anteayer hubo una desgracia: un cortocircuito en una de las baraques desató un incendio que arrasó con 4 de ellas. Afortunadamente no hubo daños personales, pero 4 de esas obras de arte se transformaron en humo para siempre.
El capitán nos concede solo una hora de visita. Qué pena, no me da tiempo de ir a saludar a Rosina, así que merodeamos un rato por la calle principal y acompaño a mis compañeros de barco al supermercado.
A continuación zarpamos para Raiatea. En la passe Teavanui las olas rompen con furia:
Desde el océano las olas rompen contra el arrecife por delante nuestro dando una perspectiva nueva.
Al llegar a Raiatea, penetramos por la passe Rautoanui y fondeamos dentro del lagon, frente a Uturoa, cerca del motu Ofetaro. El Ote Manu de Bora, omnipresente, nos vigila de lejos.
Y también la isla de Raiatea, que queda iluminada por los últimos rayos de sol de este día de navegación.
Hoy la puesta de sol no ha sido espectacular, pero al cabo de un rato, durante solo 5 minutos, han aparecido unos reflejos rojos carmesí en las nubes como no recuerdo haberlos visto nunca: ¡qué belleza!
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