domingo, 6 de julio de 2014

La vida en la calle de los pueblos griegos


Pano Koufonisi, Cícladas menores, Grecia

El Egeo tiene un doble encanto: durante el día te permite disfrutar del sol, las playas de arena dorada, las aguas turquesas o el buceo. Y desde el atardecer hasta altas horas de la noche te ofrece el encanto y personalidad de sus callejuelas blanquiazules, llenas de flores, vida, gente y bullicio. 




Quiero aquí tirar una lanza a favor de esta gente, excepcionalmente amable y siempre preocupados por que estés bien. En los restaurantes (por cierto, puestos con mucho encanto) la amabilidad continúa, y se acostumbra a comer bien y barato. Naturalmente, la especialidad en las islas es el pescado, aunque en ninguno falta el souvlaki, los yogures, o la ensalada de tomate, pepino, pimiento y queso. Un plato que está en casi todos los restaurantes, y que yo particularmente desconocía, es espaguetis con langosta. Algunos, como éste en el pequeño muelle de Loutro, muestran el “pescado del día” para que tú lo elijas directamente.




En las tabernas, situadas a lo largo de la calle principal, las sillas y mesas están fuera, donde la gente se toma un ouzo (a base de anís) o un rakomelo caliente (con hierbas y cardamomo).



Le pregunto al camarero hasta qué hora tienen abierto. "Uyy, no cerramos hasta las 3:30 de la madrugada" -me contesta. Pero yo no soy de tanto trasnoche, así que me vuelvo para el hostal a una hora mucho más prudente, y me quedo un buen rato en el balcón, admirando la belleza de este lugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario