domingo, 20 de julio de 2014

Santorini, la locura del turismo

Santorini, Cícladas, Grecia

De nuevo un día de estos en que las masas y el turismo a escala industrial son capaces de arruinar un lugar maravilloso.

La isla de Santorini, o Thera, es lo que queda de una descomunal erupción volcánica que tuvo lugar en 1600 aC en medio del Egeo. Fue una de las más espectaculares de todas las catástrofes de este tipo que jamás haya conocido el ser humano, con una fuerza algo así como 10 veces la explosión del Krakatoa en Indonesia en 1883, o 100 veces la bomba atómica de Hiroshima, que ya es decir. Aparte de eliminar todo vestigio de vida de la isla, el tsunami que le siguió borró del mapa a buena parte las culturas de este lado del Mediterráneo, entre ellas la minoica.



La isla principal tiene la forma de una gran C, con un lado escarpado (el del interior de la caldera) y otro menos pronunciado (por cierto repleto de unas viñas a ras de suelo que más que vid parecen mala hierba). Las clásicas fotos que todos hemos visto en cualquier agencia de viajes corresponden a los pueblos de Oia y Fira, con sus lujosos resorts en las paredes del cráter, lugares de ensueño si no fuera porque durante el verano hay un gentío descomunal.






Una vez consumido nuestro “tiempo libre”, el bus nos lleva hasta el punto más elevado de la isla, en el extremo sur, el monte Profitis, desde donde se divisan los dos lados del volcán.



Nuestra odisea turística acaba en Fira, donde no cabe un alma y hace un sol de justicia. Para colmo, hay que bajar hasta el puerto en teleférico, de 36 en 36, y hoy han coincidido nada más y nada menos que 5 grandes cruceros en la isla. La cola es descomunal. La expresión en la cara de la gente no es precisamente de “viaje de placer”. Una vez más, me pregunto qué sentido tiene identificar un lugar bello para inmediatamente masificar su visita, transformar sus antiguas calles en bazares de souvenirs made in China, llenarlo de turistas de todo el mundo, y acabar aniquilando su identidad. Un absurdo y un sinsentido.



Definitivamente, si el turismo sigue creciendo a este ritmo, al final no quedará un solo lugar en el planeta que conserve su encanto natural, lo cual es muy preocupante para las generaciones venideras: ¿qué mundo les vamos a dejar? desde luego no el que nos encontramos cuando éramos niños. 

1 comentario:

  1. Muy buenas las fotos Xavi, y muy bueno el comentario sobre qué vamos a dejar a los que nos siguen por detrás, es cierto que hay un exceso de turismo, sobre todo en una isla como Santorini, pero a todos nos gusta ver lugares con encanto y, desde luego, esta isla los tiene. Te invito a que te pases por mi blog de Santorini, espero que te guste: memarchoasantorini

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