Esmirna, Turquía
Dicen que la antigua ciudad de Pérgamo, situada en el NW de Turquía, fue fundada en el siglo XIII aC por personajes de la Guerra de Troya, ciudad que queda no muy lejos de aquí.
Después de unos buenos 100 km de carretera desde Esmirna, llegamos a la moderna ciudad de Bergama, fundada encima de la antigua Pérgamo. A pocos minutos de aquí el autobús hace un alto para visitar el Asclepion, quizás el centro médico más famoso de toda la antigüedad. Aquí trabajó Galeno como médico de los gladiadores. Al centro se accede a pie por una caminata de mármol columnata que, con la Acrópolis de fondo, es de una belleza sublime. En su día éste era un paseo con tiendas y comercios a los lados.
Curiosamente para ser admitido en el Asclepion había que pasar una especie de revisión médica previa y si estabas muy mal eras rechazado. De ese modo los médicos del lugar mantenían su reputación pues solo admitían a los pacientes que ellos consideraban “curables”, la mayoría con dolencias psíquicas. Una vez dentro, y como parte de sus métodos curativos, los metían en unos túneles y, desde fuera y a través de unas ventanillas, una enfermero les susurraba con voz tenebrosa “te vas a curaaaar, te vas a curaaaar”. Es lo que yo llamaría un túnel de lavado de cerebro. Así que el gran poder curativo del psique ya era conocido y usado en la antigüedad.
Al final del sanatorio nos encontramos con un espléndido teatro, que se utilizaba de nuevo para distraer y animar a los pacientes.
Acabada la visita del Asclepion, el autobús nos lleva hasta el pie de la Acrópolis de Pérgamo donde un teleférico nos transporta hasta la cima. La vista es fenomenal y la riqueza y cantidad de monumentos son realmente impresionantes, algunos griegos, otros romanos, como el templo de Trajano (o Trajaneum, foto de portada).
El inmenso teatro está ubicado en la ladera de la montaña. Aquí cabían hasta 10.000 espectadores. Lo que no quiero ni pensar son las colas que deberían formarse para subir a toda esa gente en teleférico...
Curiosamente para ser admitido en el Asclepion había que pasar una especie de revisión médica previa y si estabas muy mal eras rechazado. De ese modo los médicos del lugar mantenían su reputación pues solo admitían a los pacientes que ellos consideraban “curables”, la mayoría con dolencias psíquicas. Una vez dentro, y como parte de sus métodos curativos, los metían en unos túneles y, desde fuera y a través de unas ventanillas, una enfermero les susurraba con voz tenebrosa “te vas a curaaaar, te vas a curaaaar”. Es lo que yo llamaría un túnel de lavado de cerebro. Así que el gran poder curativo del psique ya era conocido y usado en la antigüedad.
Al final del sanatorio nos encontramos con un espléndido teatro, que se utilizaba de nuevo para distraer y animar a los pacientes.
Acabada la visita del Asclepion, el autobús nos lleva hasta el pie de la Acrópolis de Pérgamo donde un teleférico nos transporta hasta la cima. La vista es fenomenal y la riqueza y cantidad de monumentos son realmente impresionantes, algunos griegos, otros romanos, como el templo de Trajano (o Trajaneum, foto de portada).
El inmenso teatro está ubicado en la ladera de la montaña. Aquí cabían hasta 10.000 espectadores. Lo que no quiero ni pensar son las colas que deberían formarse para subir a toda esa gente en teleférico...
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