Rhodos, Dodecaneso, Grecia
Es como si el que ha diseñado el trayecto del Aegean Odyssey hubiera escogido minuciosamente los lugares más llenos de turistas para hacer nuestras paradas: madre mía!
A la isla de Rodas, una de las más grandes de Grecia, y también una de las más alejadas de Atenas, acuden nada más y nada menos que 2 millones de turistas al año (el 11% de todos los que visitan Grecia) y casi todos lo hacen entre junio y septiembre.
Los de aquí reivindican que Rhodos, la capital, es una de las ciudadelas medievales más bien conservadas del mundo. Habría que definir eso de “bien conservadas” porque si bien las piedras sí se conservan, el ambiente de tiendas de souvenirs, bares, heladerías y demás ha transformado todo el encanto original en un lugar impersonal.
Tampoco se “conservó” el famoso coloso, una estatua de bronce de 32 m de altura, clasificada como una de las 7 maravillas de la antigüedad, que fue destruida por un terremoto en 226 aC y re-fundida a continuación. Su escultor fue Cares de Lindos, el pueblo que visitamos a continuación, 30 km al sur de la capital. Allí estaremos solos -pienso por mis adentros- por fin.
De lejos, el pueblo parece hacer honor a su nombre: Lindos
Pero no hay manera, el trayecto es un sinfín de hoteles de playa, desde la ciudad hasta poco antes de llegar a Lindos. Al llegar, de nuevo llegamos a un parking abarrotado de autocares. Ríos y ríos de turistas bajan por la única calle que lleva al pueblo, mezclados entre burros que transportan a los más mayores y que, lógicamente, hacen sus necesidades en la calle cuando les apetece (los burros).
En Lindos hay poca cosa que ver aparte de la acrópolis, a la cual se asciende en religiosa cola escalando 300 peldaños, y las tiendas de souvenirs. Solo una iglesia, la de San Juan, que data de cuando Colón llegó a América, atrae mi interés, en especial sus frescos:
De vuelta al parking, me aparto un poco de la gente y consigo una foto de la acrópolis, esta vez con un local en primer plano:
No hay comentarios:
Publicar un comentario