Ofu, Islas Manu'a, Samoa Americana. Hoy es domingo y los domingos en casi todo el Pacífico solo se hace una cosa: ir a misa. Así que Ali y Sita, las chicas del lodge, me acompañan en su pick-up a Ofu, el único pueblo de la isla y donde residen sus 300 habitantes. Para asistir al oficio los feligreses lucen sus mejores galas: los hombres con camisa, corbata, americana y falda; las mujeres de blanco con sombrero de pandanus. Yo, el único palani (extranjero), con tejanos y T-shirt. Ooops.
El interior de la iglesia es una auténtica joya. Todo en madera, suelo, bancos y techo. Eso sí, los cánticos son mucho más moderados que los de la Polinesia francesa. Una señora toca un órgano electrónico de esos que llevan incorporado el acompañamiento chin-pún. Y es que no lo olvidemos, esto es USA.
Una vez acabado el oficio, el pueblo recupera la calma. Yo me encuentro mal, creo que por el agua del café de ayer, y además hace un calor agobiante. Tras el obligado paseo por las calles del pueblo, finalmente sucumbo al malestar y le pido a una chica que se dirige en coche hacia el lodge que me lleve.
Una vez en el lodge, Sita me da dos botellas de agua, esta vez envasada, para que me hidrate. Descanso un rato en la cama hasta el atardecer, momento en que agarro la silla y me planto en mi lugar preferido para contemplar las últimas luces del día: en medio de la pista de aterrizaje.
Jajajaja, el único turista y con tejanos y T-shirt (aquí en España, mejor camiseta). Magnífica la iglesia, tanto por dentro como por fuera. E impresionante el atardecer.
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