Safua, Isla Savai'i, Samoa. Recojo mis bártulos del Vaisala Beach Hotel en Falealupo donde he pasado mi primera noche en Savai'i, y me apunto a la vuelta a la isla, bueno...a la media vuelta, pues me apearé en la costa este, en Salelologa.
El resto del grupo está formado por 9 navegantes que han llegado desde Europa en sus veleros: 2 ingleses, 2 alemanes y 5 holandeses. Están súper en forma. ¡Qué energía llevan!
La isla de Savai'i es un vergel. La vegetación es densa y se ven pocas viviendas, excepto por los característicos fales que están por todas partes.
El día es soleado y limpio. Nuestra primera parada tiene lugar en los Alofa'aga Blowholes (géiseres marítimos), en la población de Taga. Aquí, las olas provocan la entrada de agua a presión por tubos de lava submarinos que se comunican con el exterior y acaban expulsando agua a decenas de metros de altura, acompañado de un gran estruendo. Son los géiseres marítimos más altos del Pacífico y unos de los más espectaculares del planeta.
Seguidamente nos vamos a ver la cascada de Olemoe, que...cosas de la meteorología... está seca. O sea, que no hay cascada. En su lugar hay una piscina natural de aguas azules de difícil acceso, piscina que los super-men extranjeros bajan a ver, naturalmente. Se ha puesto a llover, pero a ellos les da igual: bajan, se bañan, suben, se secan...nada, como si nada.
Acabada la húmeda visita, nos acercamos hasta el mercado de Salelologa. El sol ha vuelto a salir. Allí tengo la ocasión de ver los coloreados y apretados autobuses samoanos y sacar algún retrato.
Finalmente llegamos a Lalomalava, a 6km de Salelologa, donde está mi hotel de esta noche: el Safua Hotel. Me despido de mis colegas europeos. La recepcionista, Luisa, me muestra mi fale.
Fuera, el atardecer es de lo más tranquilo. Los empleados del vecino Savai'i Hotel juegan a voleibol frente a las islas de Apolima y Manono.
Por la noche conozco a la patrona del hotel. Se trata de una matai, una jefa tribal poseedora de numerosos títulos, la Sra. Moelagi Jackson. A sus 60 años, fuma como una carretera, luce varios anillos en cada dedo y una uña del pulgar de 10 cm de largo, lleva un hibiscus en la oreja, y proyecta una gran personalidad y carácter. Su risa es sincera y agradable.
Charlamos un poco. Tiene cientos de historias que contar. Su calidad de matai le ha llevado a viajar or todo el mundo, dando conferencias sobre la Fa'a Samoa. Esta noche, Moelagi (de rojo) y los empleados del hotel nos deleitan con su música.
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