Maupiti, Polinesia Francesa. Ayer tarde llegué a Maupiti, mi isla, pequeña y querida. El vuelo desde Bora Bora solamente dura 15 minutos. Desde la ventanilla del avión, el lagon se ve calmado y está despejado ¡Por fin el sol! En Bora Bora ha estado nublado y lloviendo durante los últimos 7 días, algo realmente excepcional. No en vano, el bueno de Samuel me decía en broma c’est un privilège de ver Bora Bora bajo la lluvia tanto tiempo, pues poca gente lo puede contar. Puedo pensar en privilegios mejores...
Una vez en el aeropuerto de Maupiti, situado en un motu, comienzo a ver caras conocidas tan sólo bajar de la escalera del avión: Pierre, que trabaja en el aeropuerto, Brandon el sobrino de Loana, Jacques en cuya pensión me alojaré, y tantas otras cuyo nombre no recuerdo o nunca aprendí.
Jacques me acompaña en barco a su pensión, Taputea, junto con una pareja de quebequoises que también se alojarán allí.
Al llegar, alegría y abrazos: Sara y su marido Ben, Toimata, la madre Elgine, el pequeño Taputea, y cómo no, el simpático perro Marroon que tantas horas me acompañó durante los desayunos el año pasado. Todos siguen aquí, nada ha cambiado.
Sara y Ben se han especializado en hacer pizzas, sobretodo para llevar. Una gran idea, pues evidentemente no hay ninguna pizzeria en toda la isla (de hecho no hay ningún restaurante), con lo que tienen a toda la población como clientela. Les va muy bien y me alegro por ellos pues aquí hay muy poca emprendeduría.
Así pues, hoy cenamos pizza...y pescado crudo ¡como no podía ser de otra manera!
Al llegar, alegría y abrazos: Sara y su marido Ben, Toimata, la madre Elgine, el pequeño Taputea, y cómo no, el simpático perro Marroon que tantas horas me acompañó durante los desayunos el año pasado. Todos siguen aquí, nada ha cambiado.
Sara y Ben se han especializado en hacer pizzas, sobretodo para llevar. Una gran idea, pues evidentemente no hay ninguna pizzeria en toda la isla (de hecho no hay ningún restaurante), con lo que tienen a toda la población como clientela. Les va muy bien y me alegro por ellos pues aquí hay muy poca emprendeduría.
Así pues, hoy cenamos pizza...y pescado crudo ¡como no podía ser de otra manera!
No hay comentarios:
Publicar un comentario