jueves, 23 de agosto de 2012

La passe de Tamakohua, Fakarava


Fakarava, Polinesia Francesa. El atolón de Fakarava tiene dos passes, una en el norte y otra en el sur. La del norte, Garuae, ostenta el título de la más ancha en Polinesia, con 1,2 km de amplitud. Pero es la passe Tamakohua, en el sur de la isla, la que destaca por su particular belleza. Situada a 60 km de los hoteles y pensiones, visitarla requiere un largo trayecto de casi 90 minutos en barco.

Sólo llegar, media docena de enormes peces Napoleón nos reciben con todo el cariño ictiológico imaginable en la pequeña bahía de Tetamanu, esperando la habitual propina de bienvenida por parte de los marineros (un regalito en forma de pescado crudo). Son simplemente enormes y están allí, nadando entre nosotros.

El lugar es de lo más auténtico. Hay una pequeña pensión, el Tetamanu Village, donde uno se puede alojar, sin electricidad y sin baño, claro está. Afuera las posibilidades de buceo y snorkling son infinitas, el agua es muy transparente y la fauna marina rica y variada. Creo que es uno de los lugares de mayor belleza submarina que nunca haya visitado.

Lo mío no es la fotografía submarina, pero tengo que decir que aquí el agua es tan cristalina y la abundancia de peces tan remarcable que si uno dispone de una cámara sencilla con funda submarina, se consiguen fácilmente fotos "decentes".



Tras el obligado picnic con lo que los marineros acaban de pescar, tiramos los restos a los tiburones, que como si ya supiesen que se acerca la hora de las “sobras”, merodean alrededor nuestro en gran número.

Un poco más a oeste se encuentra una playa paradisíaca de arenas rosadas (les sables roses) rodeada de islas “Robinson Crusoe”.


Finalmente, el día acaba en un snorkling con corriente entrante. El barco nos deja en medio de la passe, cerca del océano, y la corriente nos traslada suavemente hacia adentro del lagon, como si se tratase del pase de una película submarina. Todos los peces y tiburones del mundo están bajo nuestro.

Tras un día completo, regresamos a los hoteles y pensiones de esta isla maravillosa. Para acabar la jornada, una puesta de sol sobre el pontón del hotel White Sands pone la guinda final a este día tan completo.

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