Matei, Isla Taveuni, Fiyi. Hoy es mi último día en Fiyi y el tiempo sigue revuelto. Decido acercarme a la Reserva Natural de Bauma, en la costa este de la isla. Cojo el autobús que va de Matei a Lavena, pero a medio camino se pone a diluviar y me apeo en Bouma Village, en la entrada del parque. En teoría la reserva es de lo más espectacular, con cascadas, senderos, vegetación exuberante, aves de colores...de todo, sólo que bajo la lluvia y con los caminos resbaladizos todo se desvanece. Así que me dedico a pasear un poco y a hablar con la gente mientras espero el bus de vuelta.
Constato la gran diferencia que hay entre el carácter del melanesio de Fiyi y el polinesio de Samoa y Tonga. Para empezar son más abiertos, alegres y espontáneos. Y también más instruidos: aquí todos hablan un perfecto inglés, cosa que en Samoa no ocurría. Ríen todo el rato, no importa si hace sol o si llueve, si pasean o si trabajan.
Otra cosa curiosa es que aquí el occidental pasa más desapercibido, uno no se siente tan observado. Y sobretodo, se puede tener una conversación más allá del típico "¿de dónde eres?; ¿es la primera vez aquí?; y ¿viajas solo?".
Esperando el autobús se me acercan unos jóvenes. Sus nombres me hacen gracia: Filomena, Salote y María. Al principio no quieren que les tire fotos. Pero una de las chicas parece menos tímida y "se lanza". Al cabo de un minuto tenía a todos posando.
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