Ouvéa, Islas Lealtad, Nueva Caledonia. A unos 100 km al este de la la isla principal Grande Terre, hay tres islas de playas de arena blanca y arrecifes de coral. Son Ouvéa, Lifou, y Maré (más algunos islotes), las tres Îles Loyauté o "Islas de la Lealtad".
Políticamente, constituyen la cuarta provincia del país. Geológicamente son el resultado del levantamiento provocado por el plegamiento de la corteza oceánica con la placa australiana. En otras palabras, no son de origen volcánico como la mayoría de las islas de Pacífico. Consecuentemente, su aspecto es también muy diferente al de la islas de la Polinesia.
Tras 40 minutos de vuelo, el avión de Air Caledonie aterriza en Ouvéa. El vuelo ha sido muy tranquilo pero tenía delante un kanak que no ha parado de toser: seguro que tenía la gripe A!
La isla es como una inmenso "medio lagon". El hotel, el Ouvéa Paradis, se encuentra en el extremo sur, en la bahía de Mouly. Por desgracia me sigue acompañando el mal tiempo. Aun así, la vista desde el bungalow es una maravilla.
Intento apuntarme a un tour-de-lîle pero no hay quorum. Opto por un paseo en bici, pero pronto se pone a llover. Decido volver al bungalow y hacer un poco de snorkling: ni un pez. Desesperado pruebo fortuna en el restaurante del hotel: un desastre de comida, la conexión wi-fi se acaba de estropear, y el personal resulta bastante antipático. Definitivamente, hoy no es mi día de suerte.
En un intento de distracción durante la comida, me dedico a observar a los japoneses. Me entero que hace relativamente poco se ha filmado aquí en Ouvéa una famosa película japonesa, con lo cual la afluencia de parejitas procedentes de este país ha aumentado enormemente. Es una raza muy curiosa. Creo que nunca llegaré a entender qué se esconde realmente tras esa inclinación de cabeza.
Políticamente, constituyen la cuarta provincia del país. Geológicamente son el resultado del levantamiento provocado por el plegamiento de la corteza oceánica con la placa australiana. En otras palabras, no son de origen volcánico como la mayoría de las islas de Pacífico. Consecuentemente, su aspecto es también muy diferente al de la islas de la Polinesia.
Tras 40 minutos de vuelo, el avión de Air Caledonie aterriza en Ouvéa. El vuelo ha sido muy tranquilo pero tenía delante un kanak que no ha parado de toser: seguro que tenía la gripe A!
La isla es como una inmenso "medio lagon". El hotel, el Ouvéa Paradis, se encuentra en el extremo sur, en la bahía de Mouly. Por desgracia me sigue acompañando el mal tiempo. Aun así, la vista desde el bungalow es una maravilla.
Intento apuntarme a un tour-de-lîle pero no hay quorum. Opto por un paseo en bici, pero pronto se pone a llover. Decido volver al bungalow y hacer un poco de snorkling: ni un pez. Desesperado pruebo fortuna en el restaurante del hotel: un desastre de comida, la conexión wi-fi se acaba de estropear, y el personal resulta bastante antipático. Definitivamente, hoy no es mi día de suerte.
En un intento de distracción durante la comida, me dedico a observar a los japoneses. Me entero que hace relativamente poco se ha filmado aquí en Ouvéa una famosa película japonesa, con lo cual la afluencia de parejitas procedentes de este país ha aumentado enormemente. Es una raza muy curiosa. Creo que nunca llegaré a entender qué se esconde realmente tras esa inclinación de cabeza.
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