Isla Bokissa, Espíritu Santo, Vanuatu. Amanece con un sol espléndido en Isla Bokissa. Dave, el patrón del resort, me sugiere un tour en kayac por un río en la isla vecina de Malo. Se han apuntado también una pareja de australianos y unos neoyorquinos del hotel. OK.
Una lancha nos lleva hasta la desembocadura del río Malo. Allí nos montamos en los kayacs y remamos río arriba hasta bien adentrados en la jungla. Después de atravesar rincones de lo más inhóspitos, entre manglares y maleza, llegamos a un "blue hole", una bañera natural más profunda de aguas azul oscuro.
En un claro de aguas someras, el guía se pone a perseguir un pez corriendo como un descosido. Todos pensamos que hace broma. Pero logra arrinconarlo en un remanso, se detiene, y...¡zas! lo agarra con un golpe de mano certero. Nos quedamos todos boquiabiertos. No era broma.
Comemos en la playa. Un poco más lejos se oyen risas y chapoteos. Me acerco nadando y me encuentro con un grupo de niñas, felices, que están tomando un baño. Confirmo eso de la alegría excepcional de la gente de este país. En 2006 se podía leer en internet The Pacific island nation of Vanuatu is the happiest place on earth, according to a new "happy planet index".
De vuelta al resort en Bokissa, me doy un paseo por la isla atravesándola diametralmente. A medio camino noto que caen hojas de los árboles. Miro hacia arriba y no se trata de un otoño local sino de las cortezas y migajas que sueltan los enormes zorros voladores al comer los lichies boca abajo.
Un poco más allá me encuentro con dos enormes bichos parecidos a pavos sin cola andando por el camino. Es el megapodo de las Vanuatu (Megapodius layardi), un ave endémica del lugar que hoy sobrevive únicamente en algunas islas del país.
Una lancha nos lleva hasta la desembocadura del río Malo. Allí nos montamos en los kayacs y remamos río arriba hasta bien adentrados en la jungla. Después de atravesar rincones de lo más inhóspitos, entre manglares y maleza, llegamos a un "blue hole", una bañera natural más profunda de aguas azul oscuro.
En un claro de aguas someras, el guía se pone a perseguir un pez corriendo como un descosido. Todos pensamos que hace broma. Pero logra arrinconarlo en un remanso, se detiene, y...¡zas! lo agarra con un golpe de mano certero. Nos quedamos todos boquiabiertos. No era broma.
Comemos en la playa. Un poco más lejos se oyen risas y chapoteos. Me acerco nadando y me encuentro con un grupo de niñas, felices, que están tomando un baño. Confirmo eso de la alegría excepcional de la gente de este país. En 2006 se podía leer en internet The Pacific island nation of Vanuatu is the happiest place on earth, according to a new "happy planet index".
De vuelta al resort en Bokissa, me doy un paseo por la isla atravesándola diametralmente. A medio camino noto que caen hojas de los árboles. Miro hacia arriba y no se trata de un otoño local sino de las cortezas y migajas que sueltan los enormes zorros voladores al comer los lichies boca abajo.
Un poco más allá me encuentro con dos enormes bichos parecidos a pavos sin cola andando por el camino. Es el megapodo de las Vanuatu (Megapodius layardi), un ave endémica del lugar que hoy sobrevive únicamente en algunas islas del país.
Por la noche ceno con la joven pareja neoyorquina del tour. Acaban de regresar de una estancia de una semana en Naurú, una diminuta isla-país al noreste de Vanuatu. Interesante, pienso. El es de color y viste camisa blanca y boina ladeada, con un aire que parece sacado de la revista L'Uomo. Ella es oriental, de padres chinos. Me cuenta que es compositor, y que su última obra está a punto de ser representada en todas las grandes salas musicales del mundo. ¿También en el Liceo? -le pregunto esperando un "¿dóooonde? Sí, también allí -ostras... Ahora está trabajando en un cuarteto para cuerda. Comenta que no recuerda en cuántos países ha expuesto sus premières. Viaja a menudo a Angola, Mozambique, Kenia, Tanzania...para inspirarse en sus nuevas obras "eco-musicales", como él las califica. También me informa de la cantidad enorme de intervius por teléfono que tiene programadas para mañana, en el bungalow...y para colmo, me hace saber que ha dirigido y producido un par de películas...y que es amigo de Bryan Greene, el físico de partículas autor del libro El Universo Elegante. Dice que ha compuesto música con él y que.....y así toda la cena.
Cansado y saturado de tanta pavonería me doy cuenta que ya no aguanto una hazaña más de este individuo. Nunca en la vida me había topado con alguien tan engreído. Es más, había momentos durante la cena que dudé si estaba siendo víctima de una cámara oculta. Aquello rozaba lo ridículo. Would you like a coffee Xavi? No gracias, creo que mejor voy a ver las estrellas. Bona bit neng.
Cansado y saturado de tanta pavonería me doy cuenta que ya no aguanto una hazaña más de este individuo. Nunca en la vida me había topado con alguien tan engreído. Es más, había momentos durante la cena que dudé si estaba siendo víctima de una cámara oculta. Aquello rozaba lo ridículo. Would you like a coffee Xavi? No gracias, creo que mejor voy a ver las estrellas. Bona bit neng.
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