miércoles, 26 de diciembre de 2012

Rábida, la isla ferruginea

Isla Rábida, Galápagos. En nuestro camino hacia Bartolomé, al este de Isla Santiago (James) hacemos una corta visita a Rábida (Jervis). El nombre se lo dieron los españoles en honor al Monasterio de la Rábida, en Palos (Huelva), donde Cristobal Colón se hospedó unos años antes de su viaje.

La Rábida aparece, ya desde lo lejos, como una isla de color rojizo oscuro. El color es debido a la abundante presencia de hierro de origen volcánico.



Los pelícanos alcatraz (Pelecanus occidentalis) tienen aquí una importante colonia nidificadora entre los palos santos.

La especie de sinsonte que habita en Rábida es el sinsonte de Galápagos (Nesomimus parvulus), de pico más corto y menos curvado que el de Española (Nesomimus macdonaldi).

Una de las aves que no habíamos visto todavía hace acto de presencia en esta pequeña isla. Es el busardo de las Galápagos (Buteo galapagoensis), la única ave de rapiña del archipiélago. Como el resto de especies, es muy confiado con el hombre, algo que sorprendió también al joven Darwin (que por cierto se hizo aquí un hartón de matar aves): "Un arma es aquí casi superflua, porque con la boca del cañón empujé un busardo de la rama de un árbol ..."


Los estudios de DNA han permitido establecer que los primeros busardos de las Galápagos colonizaron el archipiélago hace tan solo 300.000 años, es decir, fue la especie de ave más reciente en establecerse y diferenciarse en estas islas. Era más o menos la época en que aparecíamos nosotros como especie Homo sapiens.

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