Maupiti, Polinesia Francesa. Uno no da crédito de lo que ve cuando contempla un cielo nocturno sin luna en el hemisferio austral. Esa belleza infinita, nunca mejor dicho, tiene una causa doble: por un lado es consecuencia de la ausencia total de contaminación, tanto lumínica como de humos y partículas. Por otro, el cielo del hemisferio sur es per se más rico en objetos astronómicos que el del norte.
Por de pronto el centro de la Vía Láctea, rico en estrellas, cúmulos estelares y nubes de gas y polvo, se encuentra en la constelación de Sagitario que aquí luce muy alta en el horizonte, casi en el cenit. A su lado, la silueta inconfundible del Escorpión, con su gigante roja Antares, acompaña la Vía Láctea con todo su esplendor.
También destaca la zona del Centauro, con sus dos luceros Alfa y Beta Centauri, y la vecina Cruz del Sur, símbolo por excelencia de estos mares y brújula amiga de los navegantes polinésicos durante sus periplos insulares. Por cierto, aquí no hay “estrella polar del sur”. Al contrario, la zona circumpolar austral pertenece a una constelación (Octans) muy despoblada de estrellas.
Otra de las maravillas de esta latitudes son las dos Nubes de Magallanes, inobservables desde Europa. Antonio Pigafetta, un escolar italiano que formó parte de la expedición de Fernando de Magallanes en la primera vuelta al mundo en 1522, y uno de los 18 de 240 que la sobrevivió, fue el primer occidental que describió las nubes, aunque las primeras notificaciones datan del 964 en el libro de las estrellas fijas del astrónomo persa Al Sufi.
Se trata de dos pequeñas galaxias, satélites de nuestra Vía Láctea. En esta época del año, aquí son visibles durante la madrugada. Mirad qué bonitas:
Resulta muy fácil hacer fotos astronómicas si uno dispone de una cámara réflex y una lente (o zoom) gran angular (35mm, o mejor 28mm, o 18mm). Probad con esto: trípode (o una piedra, o apoyar la cámara en el suelo boca arriba, o lo que sea para mantenerla absolutamente quieta); temporizador del disparo (a 5 segundos); modo en posición manual (“M”); velocidad en 30”; diafragma, el más abierto que permita la lente (recordad, los diafragmas más abiertos son los que tiene el número “f” menor, por ejemplo 5.4, o 4.5, o mejor 2.8); ISO alto (a mi me gusta 2000, pero si no os importa mucho el “ruido” lo podéis subir hasta el máximo que os permita la cámara); enfoque manual a infinito. Y a disparar. ¡Veréis qué fotos!
Os enseño algunas tomadas anoche, aquí en Maupiti. Las nubes reflejan la tenue luz de las casas de la isla, proporcionando esa tonalidad roja al cielo:
Això és magnífic! Però no aconsegueixo fer-ho amb la meva reflex, ja ho he intentat vàries vegades, deu ser la lent. Fantàstiques descripcions i fotos
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