Papeete, Tahiti, Polinesia Francesa. Hace unos días presencié una nueva actuación de danza. De nuevo me quedé maravillado. En esta ocasión se trataba de un grupo de las Marquesas, ese archipiélago de la Polinesia Francesa situado 1600 km al noreste de Tahiti, de cuyas gentes y costumbres os hablaré un día. Allí se instaló Gauguin buscando "el salvaje". Y también lo hizo el cantante Jacques Brel, años más tarde. Ambos descansan en paz, muy cerquita el uno del otro, en el pequeño cementerio de Atuona, en la isla de Hiva Oa.
Las Marquesas son un mundo aparte. Y también lo es su folklore. En el baile, la danza marquesana es más ruda que la tahitiana. Los hombres se golpean el pecho, hacen gestos obscenos y emiten ronquidos y gruñidos imitando al cerdo. Las mujeres son más finas y no hacen nada de todo esto, por suerte. El tatuaje tiene en las Marquesas su máxima expresión, y en el espectáculo de hoy desde luego no ha faltado.
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