miércoles, 2 de noviembre de 2011

Papeete, la otra cara de la moneda



Papeete, Tahiti, Polinesia Francesa. Si alguno de los seguidores de este blog pasase un día en Papeete, sin visitar ningún otro lugar de Polinesia, pensaría que se ha equivocado de país, o de blog, o que su autor es un perfecto mentiroso. Pues si a esta tierra a menudo se la califica de “el paraíso”, Papeete bien podría ser “el infierno”.

Ubicada en la isla de Tahiti, la capital de la Polinesia Francesa y sus alrededores reúnen a más de 50.000 habitantes, con problemas de tráfico, higiene, y seguridad ciudadana. Todo es carísimo, tanto para los locales como para los de fuera. A la gente de la calle se la ve dejada y sucia, y no es porque les falte el agua precisamente. El sempiterno saludo ia orana del polinesio de las islas aquí parece haberse evaporado. Más bien se ha transformado en una mirada de pocos amigos. Los ojos vidriosos de muchos de ellos delatan, además, alcohol o droga. A diferencia de las islas, hay algo en el rostro del papeeteño que refleja la dureza de la vida en esta urbe.

Aún así, venir a vivir aquí es el sueño de muchos jóvenes polinesios. En la gran ciudad encuentran el trabajo, la animación y la vida nocturna que falta en sus remotas islas natales. Y es que vivir toda una vida en una playa de arena blanca, bañada por aguas esmeraldas repletas de peces de colores, rodeado de palmeras, plataneros, mangos, y música de ukelele puede representar para muchos “otro” infierno.

Pero bueno, como en todas partes, Papeete también tiene cosas positivas. Por ejemplo, destaca un gran respecto hacia el peatón: a la que te ven con la intención de cruzar la calle, se para el tráfico en ambos sentidos. El mercado, la catedral, una cena en las roulottes-chiringuito de la plaza, o curiosear precios y calidades de las mil y una tiendas de perla negra, son también pasatiempos imprescindibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario