Victoria, Mahé, Seychelles
El MS Island Sky amanece en el muelle de Port Victoria, la capital de Seychelles. Es el primer y último muelle que vemos desde que zarpamos de Richard's Bay, en Sudáfrica, hace 14 días. Hemos navegado 4.000 km y visitado 9 islas.
Tomamos nuestro último desayuno a bordo y comienza el baile de e-mails, abrazos, besos, y despedidas. Ha sido un gran travesía y he conocido gente muy interesante y entrañable.
Pero el viaje en sí no acaba aquí: durante todo el día visitaremos la capital y diferentes lugares de la isla Mahé. Me hace ilusión volver a verla después de 10 años (click)
Victoria, la capital del país, es una ciudad con solo 26.000 habitantes. Aquí reside un tercio de los seychellianos. En la calle se habla el criollo seychelliano, un patois con una fuerte base de francés aunque no se entiende ni papa. Pero los seychellianos (gente muy educada) hablan y entienden también el francés y el inglés: son verdaderos trilingües. La visita comienza por la famosa tour de l'horloge en el corazón de la ciudad:
Económicamente, Seychelles ostenta dos récords curiosos: por un lado tiene la renta per capita mayor de toda Africa, pero a la vez, es el país mas endeudado (per capita) del mundo. Para colmo, es paraíso fiscal.
Muy cerca del centro está el mercado, donde a uno no le da precisamente la idea de estar en un país "tan rico".
Y un poco más allá, nada más atravesar la calle del mercado, un curioso y sorprendente templo hindú.
A continuación, después del paseo y la sudada correspondiente (sigue haciendo un calor y una humedad casi insoportables) el minibus nos lleva al jardín botánico de la ciudad. Destacan, como no, las palmeras de coco-de-mer (cuyo bosque principal está en la isla de Praslin)
Esta palmera da un fruto, el famoso coco-de-mer, cuya forma de pelvis femenina lo ha convertido en el símbolo de país:
El jardín botánico es un buen lugar para ver algunas especialidades ornitológicas de Mahé, como el foddy de las Seychelles y el suimanga de las Seychelles:
Una sinuosa carretera nos lleva hasta el Mission Lodge, donde en 1879 había una misión católica y desde cuyo mirador se divisa una fantástica vista.
De bajada hacemos una parada en la carretera para ver la capital desde lo alto. Desde aquí se aprecia el Edén Island una reciente marina construida con toda suerte de villas, casas y apartamentos de alto copete.
Finalmente, el bus nos deposita en un hotel de la playa más concurrida de Mahé, la zona conocida como Beau Vallon: es una pena acabar un viaje como este (en el que hemos visitado tantas islas deshabitadas y hemos disfrutado de tanta naturaleza) en un lugar tan turístico como esta playa y este paseo abarrotado de turistas. Pero bueno, quizás sirva ello para suavizar lo que será un impacto todavía mayor: la llegada a Barcelona!
Finalmente, el bus nos deposita en un hotel de la playa más concurrida de Mahé, la zona conocida como Beau Vallon: es una pena acabar un viaje como este (en el que hemos visitado tantas islas deshabitadas y hemos disfrutado de tanta naturaleza) en un lugar tan turístico como esta playa y este paseo abarrotado de turistas. Pero bueno, quizás sirva ello para suavizar lo que será un impacto todavía mayor: la llegada a Barcelona!