jueves, 8 de diciembre de 2011

Los niños de Raivavae

Raivavae, Polinesia Francesa. Para un retratista, los niños resultan muy agradecidos porque les encanta que les hagan fotos. En cuanto te ven con la cámara comienzan a perseguirte "photo, photo" y, cual modelos profesionales, cogen la primera flor que encuentran y comienzan a posar.

A diferencia de muchos otros países, los niños de Polinesia nunca piden nada, ni caramelos, ni bolígrafos, ni limosnas. Simplemente se acercan para distraerse, reír, y jugar un poco. Ojalá perdure esta candidez y no la estropeemos nunca.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Raivavae española!

Raivavae, Islas Australes, Polinesia Francesa. Raivavae fue descubierta por un español, Tomás Gayangos, en 1775, cuando volvía de la expedición a Tahiti organizada por el virrey de Perú, el catalán Manuel d'Amat i de Junyent. Le puso por nombre Santa Rosa.

Qué pena de no haber insistido más en conservarla. Hoy podría seguir siendo española, aunque mucho me temo que, conociendo nuestra especial habilidad para desgraciar paisajes, actualmente estaría llena de resorts turísticos en primera línea de mar.

No, mejor que se la quedasen los franceses. De ese modo la denominada Piscine Naturelle, al sur de la isla, permanece intacta, con sus aguas impolutas y sus arenas blancas.

martes, 6 de diciembre de 2011

Las casas en ruinas de Raivavae

Raivavae, Islas Australes, Polinesia Francesa. Las Australes se encuentran en una zona del Océano Pacífico muy azotada por los ciclones. Ello provoca que tras una de esas tormentas tropicales, a menudo los habitantes decidan abandonar sus antiguos hogares semiderruidos y se trasladen a una vivienda anticiclón prefabricada. 

Y ahí quedan esas casas, con sus antiguas paredes coloreadas y maderas resecadas, cediendo lentamente a las inclemencias del tiempo y la vegetación. Hoy son un regalo para el fotógrafo.




Fijaros en esta puerta, en 2008 y en 2010. Aparte de que alguien cortó las plantas del suelo (o se murieron), mirad cómo el paso del tiempo ha afectado a la madera y la pintura de la pared.


lunes, 5 de diciembre de 2011

Apartados del mundo

Raivavae, Islas Asutrales, Polinesia Francesa. En el recinto del pequeño aeródromo de Raivavae uno se encuentra con una explosión de caras sonrientes y collares perfumados. La gente se alegra al ver llegar de la capital a sus amigos y familiares. Eleonor, con su corona de flores y su gran sonrisa, ha venido a recogerme, como lo hizo ahora hace exactamente 3 años. 

Me hospedo en uno de los tres pequeños bungalows de su pensión familiar, ubicados en una fina franja de playa que da al lagon. Eleonor tiene que ir hoy a Papeete, por lo que me pone en manos de su marido, Denis, un americano que cayó rendido ante la belleza y exotismo de esta raivavaense cuando se conocieron hace muchos años en San Bernardino, California, y que optó por dejar occidente y venirse a vivir aquí.

En la calle, la única en toda la isla, la gente pasea tranquila, sin estrés, sin rumbo, pues aquí el tiempo sobra. Hasta los dos gendarmes de la isla parecen tomárselo con calma.


Un poco más allá, frente al ayuntamiento, los chicos juegan un partido de fútbol. Otros cogen el autobús escolar, o pasean en bicicleta delante la iglesia, una iglesia cuyo reloj siempre marca la misma hora, las 10:30, como si en esta isla el tiempo se hubiera congelado.


Pero sin duda la atracción principal de la isla es sin duda lo que allí llaman La Piscina Naturelle. Se trata de unas entradas de arena blanca entre los pequeños motos que rodean el lago. Una vez allí te encuentras con una de esas playas desiertas con la que todos hemos soñado alguna vez, apartada, limpia, cristalina.

Antes de volver al bungalow para descargar y editar las fotos del día, salgo a la terraza a ver los últimos rayos de un sol que también ha decidido retirarse. Quien sabe si saldrá mañana: es el invierno austral y podría tardar días en dejarse ver de nuevo. Ha refrescado. Suerte que mi cama tiene edredón.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Raivavae

Raivavae, Islas Australes, Polinesia Francesa. Raivavae es una de las 5 islas que forman el archipiélago de las Australes, a unos 600 km al sur de Tahiti.
Carte de Raivavae
Generalmente el turista se olvida de las Australes porque "no tiene tiempo" y porque le supone un extra en su presupuesto. En la lista de islas a visitar durante un viaje a la Polinesia antes figuran Bora Bora, Moorea, Tahiti, Rangiroa, y quizás, si queda tiempo, Raiatea, Huahine, Maupiti...es decir, las Islas de la Sociedad y alguna Tuamotu: son bonitas, hay buenos hoteles, la temperatura es buena, y están cerca unas de otras.

Pero las Australes ya es otro asunto: quedan lejos, están separadas, no hay hoteles, solo pensiones familiares, y durante el invierno austral (nuestro verano) llega a hacer fresco. Rurutu se lleva la mayor parte de visitas, sobretodo gracias al espectáculo de las ballenas. En el extremo opuesto de popularidad se encuentra Rapa Iti, que al carecer de aeropuerto, resulta prácticamente inaccesible al turista. Un barco, cuyo aspecto tiraría atrás a la mayoría de aventureros, la visita una vez al mes, con lo que hay que quedarse un mínimo de 30 días.

Y en medio están Rimatara, Tubuai y Raivavae. De las dos primeras os hablé en anteriores posts. Me quedaba pendiente escribir sobre Raivavae. Durante esta semana os hablaré de este lugar tan especial que visité por segunda vez el año pasado.



sábado, 3 de diciembre de 2011

El Opoa Beach

Raiatea, Polinesia Francesa. Pocas veces me veréis escribiendo acerca de los hoteles de los lugares que visito. Esta vez, sin embargo, voy a hacer una excepción: el Opoa Beach de Raiatea.

Se trata de un conjunto de bungalows blanquiazules, con un cierto aire de East Coast, ubicados en el extremo sur de la isla sagrada, separados de todas partes. El lugar ofrece unas vistas al motu Île-des-oiseaux y Huahine al fondo inigualables.

Llegué cansado por la noche, y tras una cena en la terraza me metí en la cama pronto para poder madrugar al día siguiente. Al despertarme, a eso de las 5 de la mañana, fui a la orilla y me encontré con un firmamento ribeteado de millones de estrellas en el que destacaban las dos nubes de Magallanes. Después de hacer las fotos de rigor, me dejé llevar por la simple y llana admiración del Universo.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Raiatea, la isla sagrada

Raiatea, Polinesia Francesa. Raiatea es la isla sagrada. Su capital, Uturoa, es el centro neurálgico de les Îles-sous-le-vent (sotavento), que incluye Maupiti, Bora Bora, Taha, Huahine y la propia Raiatea. 

Cuando dejo volar la imaginación y me veo teniendo que tomar una decisión sobre qué isla elegiría para vivir en Polinesia, creo que me decantaría por Raiatea. Raiatea ofrece ese mágico equilibrio entre exotismo y desarrollo, un par de requisitos que se da en pocos lugares del planeta. Sí, creo que sí: me vendría a vivir aquí, en Raiatea.

En Uturoa, la capital y segunda ciudad más importante de Polinesia Francesa, hay un mercado, una mini-versión del de Papeete. Allí también se encuentra la marina, principal puerto de salida de los charters y veleros de las islas. Hoy, además, se encuentra varado el Tu Moana, un mini-crucero de alto standing, que por aquel entonces aun estaba operativo (se vendió a un particular en 2013)



La isla es de las grandes. Es la segunda en extensión después de Tahiti. Aun así uno la puede recorrer tranquilamente en coche en un día, bordeando la costa.



En la mitad sur de la isla hay una carretera interior opcional que transcurre por paisajes bellísimos.