miércoles, 31 de octubre de 2012

Festival de Danza del Pacífico Sur en Apia


Apia, Isla Upolu, Samoa. Las dos chicas australianas que también se alojan en el Princess Tui Inn me dicen que los estudiantes de los diversos países de la USP (University of South Pacific) han organizado esta noche un festival de danza en el campus. Que si las acompaño. Tengo 10 minutos para ducharme.

¡Tú dirás! No puedo pensar en un plan mejor. Con lo que me gusta a mí el folklore de esta gente. Tengo 10 minutos para ducharme.


Cogemos un taxi y al llegar a USP, en la afueras de Apia, nos agenciamos una mesa. Voy a buscar unas cervezas. El show está a punto de comenzar.

Tras los obligados discursos y oraciones, comienza el espectáculo. Las diferentes actuaciones se agrupan por países y se suceden por este orden: Nueva Zelanda, Tonga, Fiyi, Islas Solomon, Vanuatu, Tuvalu, y Samoa. Una especie de "Eurovisión casera" a lo South Pacific y en baile. El festival dura tres horas.

Representantes de Nueva Zelanda

El grupo de Tonga

Los divertidos aborígenes de Vanuatu

Representantes de Tuvalu

El grupo local samoano

Aquí os dejo un U-tube de los cánticos polifónicos samoanos para ambientaros un poco.

martes, 30 de octubre de 2012

Los autobuses samoanos


Apia, Isla Upolu, Samoa. Me despierto de madrugada en mi rudimentario fale del Vao'tua Beach Resort en Manono, frente a la isla de Upolu. Tasi debe llevar hoy a su bebé a vacunar a Apia, así que aprovecho el trayecto en su taxi-boat hasta Upolu.

Un bus me deja en el Princess Tui Inn, en la parte este de ciudad, donde me alojaré las próximas tres noches. Se trata de una antigua casa colonial de madera, frente a la bahía de Apia, transformada en Bed & Breakfast .

Hoy me dedico a pasear por la capital y a mis pequeñas tareas domésticas: confirmación del vuelo del lunes a Nadi (Fiyi), compra de sellos y estampitas de correo en la Post Office, cervecita en el Aggie Grey's con los italianos de Savai'i, y, cómo no, toma de fotografías.

Me percato pronto en lo peculiar de los autobuses de esta ciudad, algo que no pasa desapercibido al ojo del occidental: viejos Toyotas con asientos de madera, pintados de colores llamativos y con música a toda pastilla. Decido buscar una buena localización para las fotos y descubro que delante de la nívea catedral católica, de principios del 1900, es una excelente opción.


lunes, 29 de octubre de 2012

Manono, la isla fuera de este siglo


Isla Manono, Samoa. Esta mañana tomo el ferry de las 10 h que une Savai'i con Upolu. Va bastante lleno. Durante la hora escasa que dura el trayecto me dedico a observar a la gente y confirmo que Samoa es un país realmente pobre.

El ferry va cargado de escolares. Todos parecen protegerse del sol: toallas, sábanas, trapos...lo que sea para que no les toque ni un rayo. Curioso. También da la impresión de que se marean o están a punto de hacerlo. Cierran los ojos y se tapan la nariz y la boca con lo que encuentran.

Una vez en Upolu un taxi me lleva al muelle donde sale el barquito para Manono, una pequeña isla de solo 3km2 y 900 habitantes en medio de las dos islas principales Savai'i y Upolu. Manono conserva la vida tradicional polinésica en su forma más pura, sin ruidos, ni coches, ni perros (están prohibidos allí), ni evidencia alguna del siglo XX.

Al llegar, Tasi me indica mi fale en el Vao'tua Beach Resort. A pesar de lo fastuoso del nombre del hotel, mi "bungalow" es una cabaña abierta, sin paredes y sin electricidad, con un colchón  en el suelo y una almohada. Nada más. Pero...¿dónde dejo la maleta? ¿y el dinero? -le pregunto a Tasi. ¿Cómo?...pues, aquí...en el fale -me contesta sorprendido de mi estúpida pregunta.

La parte buena es que estoy justo sobre la playa, a la que se accede por una escalerita directamente desde mi fale. La vista desde la baranda, con Upolu al fondo, es impecable.

Por alguna razón, quizás por el calor inhumano que hace aquí o por lo rudimentario del lugar, por un momento me planteo irme esta misma tarde. Mira, no sé, una de aquellas tonterías occidentales. Por suerte, en el fale central hay una TV y aprovecho para tranquilizarme y mirar un poco los JJOO. Un niño la mar de simpático me trae unos bocadillos y un coco con una paja. Comienzo a ver la situación de otra manera.

A eso de las 4:40 h decido que hay que hacer algo, y me animo a dar la vuelta a la isla...¡a pie! Un sendero, que a veces atraviesa la jungla, otras la hierba, y otras un camino, rodea la isla, pasando por sus 4 pueblos.

Los pueblos están esparcidos, y los niños juegan descalzos por sus calles polvorientas. Se sorprenden al verme; creo que no están muy acostumbrados a ver occidentales por aquí.


El camino está adornado con flores y plantas. Algunas casas tienen su hierba muy bien cuidada, y los fales se suceden uno tras otro.



En el pueblo de Lepua'i, los habitantes se han reunido en el muelle para seguir los entrenamientos de las grandes piraguas a remo. Son larguísimas; nunca había visto nada igual.


Más adelante, un niño solitario escribe algo en su playa.

En la parte norte el sendero cruza la jungla y se hace estrecho. De repente aparece la vecina isla de Apolima entre las palmeras.

Las vistas son espectaculares, pero son las 6, el sol se va a poner en breve y no sé cuánto me queda de vuelta: no puedo quedarme a oscuras ¡aquí no hay farolas! Me entra un ataquillo de pánico y acelero la marcha. Se pone el sol y todavía no veo Upolu. Ay que me temo lo peor. Ni idea de cuánto me falta. Esto se complica. Acelero y atravieso otra jungla. Cada vez se ve menos. Paso por delante de una casa y le pregunto a dos chicas cuánto falta para el Vao'tua y me dicen que 15 minutos. Son las 6:30 y esta gente calcula fatal. Igual falta una hora. Ya casi no se ve nada y el islote que desde mi fale quedaba bastante a la izquierda desde aquí lo veo a la derecha. Ya no veo nada en el camino y tengo que amainar el paso porque no sé donde pongo el pie. Se ha hecho de noche muy rápidamente y ya no veo nada. Por fin diviso las luces del Vao'tua, a lo lejos. Es noche cerrada. El último tramo lo hago a "pasito de muñeca Famosa". Llego pasadas las 7 h.


Me encuentro con el resto de inquilinos del "resort" ya en la mesa, dispuestos a cenar. Un inglés me dice que estaba realmente preocupado por mi. Me siento y por fin me relajo. Juro que nunca más haré un paseo por la tarde sin linterna.

Esa noche, ya mucho más tranquilo y sosegado de mi susto, contemplo feliz desde la barandilla del fale las luces en la isla de Upolu, bajo las estrellas.

domingo, 28 de octubre de 2012

Vuelta a la isla de Savai'i, Samoa


Safua, Isla Savai'i, Samoa. Recojo mis bártulos del Vaisala Beach Hotel en Falealupo donde he pasado mi primera noche en Savai'i, y me apunto a la vuelta a la isla, bueno...a la media vuelta, pues me apearé en la costa este, en Salelologa.

El resto del grupo está formado por 9 navegantes que han llegado desde Europa en sus veleros: 2 ingleses, 2 alemanes y 5 holandeses. Están súper en forma. ¡Qué energía llevan!

La isla de Savai'i es un vergel. La vegetación es densa y se ven pocas viviendas, excepto por los característicos fales que están por todas partes.



El día es soleado y limpio. Nuestra primera parada tiene lugar en los Alofa'aga Blowholes (géiseres marítimos), en la población de Taga. Aquí, las olas provocan la entrada de agua a presión por tubos de lava submarinos que se comunican con el exterior y acaban expulsando agua a decenas de metros de altura, acompañado de un gran estruendo. Son los géiseres marítimos más altos del Pacífico y unos de los más espectaculares del planeta.


Seguidamente nos vamos a ver la cascada de Olemoe, que...cosas de la meteorología... está seca. O sea, que no hay cascada. En su lugar hay una piscina natural de aguas azules de difícil acceso, piscina que los super-men extranjeros bajan a ver, naturalmente. Se ha puesto a llover, pero a ellos les da igual: bajan, se bañan, suben, se secan...nada, como si nada.
 
Acabada la húmeda visita, nos acercamos hasta el mercado de Salelologa. El sol ha vuelto a salir. Allí tengo la ocasión de ver los coloreados y apretados autobuses samoanos y sacar algún retrato.


Finalmente llegamos a Lalomalava, a 6km de Salelologa, donde está mi hotel de esta noche: el Safua Hotel. Me despido de mis colegas europeos. La recepcionista, Luisa, me muestra mi fale.

Fuera, el atardecer es de lo más tranquilo. Los empleados del vecino Savai'i Hotel juegan a voleibol frente a las islas de Apolima y Manono.


 
Por la noche conozco a la patrona del hotel. Se trata de una matai, una jefa tribal poseedora de numerosos títulos, la Sra. Moelagi Jackson. A sus 60 años, fuma como una carretera, luce varios anillos en cada dedo y una uña del pulgar de 10 cm de largo, lleva un hibiscus en la oreja, y proyecta una gran personalidad y carácter. Su risa es sincera y agradable.

Charlamos un poco. Tiene cientos de historias que contar. Su calidad de matai le ha llevado a viajar or todo el mundo, dando conferencias sobre la Fa'a Samoa. Esta noche, Moelagi (de rojo) y los empleados del hotel nos deleitan con su música.

sábado, 27 de octubre de 2012

Isla de Savai'i, Samoa


Falealupo, Isla Savai'i, Samoa. Tras una noche en Apia, la avioneta de Polynesian Air despega puntualmente a las 7:00 del aeródromo de Fagali'i en Upolu hacia la vecina isla de Savai'i. Al aterrizar en el aeródromo de Maota no hay nada, solo una pista en medio de la jungla. En la avioneta también viaja una pareja de italianos. Al llegar no sabemos qué hacer: aquí no hay ni taxis ni autobuses. Por fin, al cabo de una hora pasa un taxi vacío que nos lleva a la terminal de autobuses en Salelologa. Pero los autobuses no salen hasta las 9 h y tardan 3 h en llegar a Falealupo. Logro convencer a los italianos de que deberíamos compartir un taxi. La carretera transcurre por la costa norte. Ellos se apean en Safotu y yo prosigo hasta Falealupo.

El trayecto dura casi 2 h. El conductor es agradable, como en general los son todos los samoanos, pero tiene la odiosa manía de tomar las curvas a la izquierda por el carril izquierdo, algo que también observé en el taxista de Upolu, y que me pone de los nervios.

Por fin llego al Vaisala Beach Hotel sano y salvo. Estoy en la zona de Falealupo, en el noroeste de la isla. Aquí pasaré una noche.

Al cabo de poco rato después de mi llegada, un poco descolocado y sin saber bien bien qué hacer, consigo convencer a un familiar de los de la pensión para que me lleve en coche por la parte oeste de la isla. Hace un calor que ralla lo insoportable. Por suerte su coche tiene aire acondicionado.

Llegamos a la Falealupo Rainforest Preserve donde hay un puente colgante e higueras banianas centenarias con cabañas entre sus ramas en las que uno puede pasar la noche. Pero el calor es tan sofocante que me niego a subir las escaleras.

Le pido al bueno del conductor que me acerque a la playa del cabo Mulinu'u, el lugar más al oeste del día oficial terrestre, a 32 km de la línea oficial del cambio de día. Desde este cabo se observa cada día la última puesta de sol del planeta. Bueno, eso hasta 2011, cuando Samoa cambió oficialmente de día, es decir, se pasó al bando asiático del día oficial, mucho más conveniente para los negocios con Nueva Zelanda y China. Así que del 29 de diciembre pasaron al 31 de diciembre. Para los samoanos nunca existió el 30 de diciembre de 2011. 
Es curioso que te quiten un día de tu vida. 

Samoa americana, sin embargo, sigue con el día occidental, así que debe resultar divertido ver a tus vecinos festejar el domingo cuando para ti ya es lunes. Es como si en Tarragona fuera un día después que en Barcelona.


En la playa de Tufutafoe descubro una tumba solitaria en una pequeña bahía, y un poco más allá un árbol infestado de mariposas que revolotean entre sus ramas.



Seguimos por la pista hacia el este y nos encontramos con los típicos fales, esas cabañas tradicionales del país con columnas y sin paredes.

Pero pronto acabamos la excursión: son las 2 de la tarde y hace un calor de escándalo. Volvemos al hotel y me tomo un descanso contemplativo. Me informo un poco sobre el Fa'a Samoa, la cultura y modo de vida tradicionales samoanas. Os cuento:

Savai'i está formada por 6 itumalo (distritos).Cada uno se compone de pueblos con fuertes lazos tradiciones, historia, tierra y jefes (matai). La Fa'a Samoa sigue muy vigente en Savai'i, mucho más que en la moderna isla vecina de Upolu donde se halla la capital Apia.

La sociedad samoana es comunal y se basa en relaciones familiares extensas y obligaciones socio-culturales muy fuertes, con lo que el parentesco y la genealogía resultan muy importantes. Estos valores de la Fa'a Samoa están también asociados con los conceptos del amor (alofa), servicio (tautua) a la familia y a la comunidad, respeto (fa'aaloalo) y disciplina (usita'i). Muchas familias están compuestas por varios núcleos ubicados unos cerca de otros.

Como en el resto de Samoa, Savai'i consta de pueblos con la mayoría de la tierra compartida por familias o 'aiga. Un 93% de los habitantes de Savai'i vive en tierras consuetudinarias, es decir, administradas según costumbres locales. Los cabeza de familia son los matai, los cuales ostentan los títulos familiares.

Hombres y mujeres disfrutan de los mismos derechos por igual. Tradicionalmente, los roles de los hombres y de las mujeres se definen por trabajos y obligaciones, jerarquía y edad. Las mujeres juegan un papel importante en las decisiones familiares así como en el gobierno de los pueblos. Los ancianos son reverenciados y respetados. Las relaciones sociales vienen marcadas por etiquetas culturales de cortesía y saludos compartidos.

Vamos, que no todo funciona como estamos acostumbrados en occidente.