Svolvaer, Islas Lofoten, Noruega
Sentado en una de las mesas del restaurante del hotel en Svolvaer se me acerca un joven para pedirme qué deseo para cenar en un perfecto inglés, pero con un ligero acento que me resulta familiar. ¿Eres español? -le pregunto- Caramba, ¿tanto se me nota?
Resulta que el hombre dejó su Málaga natal hace años para irse a trabajar primero a Suecia y luego aquí, a Svolvaer. Aprovecho para hacerle una larga lista de preguntas que tenía pendiente.
-¿Qué tal se vive aquí?
-Hombre, es durillo
-¿Pero, estás solo?
-No, vivo con mi mujer y mi hijo. Estamos esperando el segundo
-¿Y cómo lo llevas?
-¿Y cómo lo llevas?
-Mmmm...te ha de gustar. A mi me encanta la naturaleza, y salir a pasear por aquí es una gozada
-Sí, eso sí...lo vi ayer. Pero la vida aquí es muy cara ¿no?
-Sí, eso sí...lo vi ayer. Pero la vida aquí es muy cara ¿no?
-Mucho. Piensa que pagas por todo. Los impuestos son altísimos y te pasas el día pagando. Ahora, eso sí, lo tienes todo cubierto: guardería, colegios, medicina...
-Y los salarios también serán más alto, claro.
-Sí. Pero no te creas, al final al final, tampoco ahorras aquí. ¡Todo es tan caro!
-Ya lo he visto, ya: una copa de vino en los restaurantes vale lo mismo que una botella entera de un buen Rioja en España (unos 12€), y encima no es tan bueno.
-Por cierto, hablando de vinos, tengo arriba un Montecillo...¿quieres que te ponga una copa?
-Ohh...sí
El hombre parecía contento de hablar un poco en castellano (su mujer es extranjera).
-Por cierto ¿cómo es que las gaviotas no se comen esos miles de bacalaos puestos a secar al aire libre?
-¿No los has olido de cerca? la peste es tan fuerte que las ahuyenta.
-Y los salarios también serán más alto, claro.
-Sí. Pero no te creas, al final al final, tampoco ahorras aquí. ¡Todo es tan caro!
-Ya lo he visto, ya: una copa de vino en los restaurantes vale lo mismo que una botella entera de un buen Rioja en España (unos 12€), y encima no es tan bueno.
-Por cierto, hablando de vinos, tengo arriba un Montecillo...¿quieres que te ponga una copa?
-Ohh...sí
El hombre parecía contento de hablar un poco en castellano (su mujer es extranjera).
-Por cierto ¿cómo es que las gaviotas no se comen esos miles de bacalaos puestos a secar al aire libre?
-¿No los has olido de cerca? la peste es tan fuerte que las ahuyenta.
-No me extraña: ¡a mí también! Y dime, ¿qué es lo que más añoras?
-Un aeropuerto cercano que me permita escapar de vez en cuando. El de Svolvaer es simplemente un aeródromo que te lleva en avión de hélice a Bodø u otras ciudades cercanas. Para ir a Oslo hay que ir primero allí, o conducir 250 km hasta Narvik, a 3 horas y pico en coche. Es que aquí no hay nada: ni un teatro, ni un cine, ni nada de todo eso. Es duro, es duro...mi próxima ciudad va a tener como requisito un aeropuerto.
Realmente la naturaleza de este enclave noruego es muy espectacular. Esas son algunas vistas del paseo en coche de esta mañana:
-¿Te apetece otra copa de vino? Invita la casa.
-¡Tu dirás!, está buenísimo. Lo que sí tengo que decirte es que ayer me tomé un "bacalao a la Svolvaer", pensando que iba a ser el no-va-más y, entre tú y yo, no me lo pude acabar: totalmente insípido, no sabía a nada, solo a la zanahoria que lo acompañaba.
-Ya, ya (se ríe). A mi tampoco me gusta. No sé qué le ven los noruegos, pero les encanta.
-Un aeropuerto cercano que me permita escapar de vez en cuando. El de Svolvaer es simplemente un aeródromo que te lleva en avión de hélice a Bodø u otras ciudades cercanas. Para ir a Oslo hay que ir primero allí, o conducir 250 km hasta Narvik, a 3 horas y pico en coche. Es que aquí no hay nada: ni un teatro, ni un cine, ni nada de todo eso. Es duro, es duro...mi próxima ciudad va a tener como requisito un aeropuerto.
Realmente la naturaleza de este enclave noruego es muy espectacular. Esas son algunas vistas del paseo en coche de esta mañana:
-¿Te apetece otra copa de vino? Invita la casa.
-¡Tu dirás!, está buenísimo. Lo que sí tengo que decirte es que ayer me tomé un "bacalao a la Svolvaer", pensando que iba a ser el no-va-más y, entre tú y yo, no me lo pude acabar: totalmente insípido, no sabía a nada, solo a la zanahoria que lo acompañaba.
-Ya, ya (se ríe). A mi tampoco me gusta. No sé qué le ven los noruegos, pero les encanta.
-Bueno oye, ¡que tanto hablar te van a llamar la atención!
-Jajaja...no te preocupes: soy el jefe.
-Jajaja...no te preocupes: soy el jefe.
De repente llega un grupo de 25 personas de la tercera edad al restaurante y realmente debe dejarme.
-Gracias por todo. El vino buenísimo.
-Que tengas buen viaje. Un placer.
Me quedo pensando cómo llevaría yo eso de vivir aquí. La ciudad, cuando hace sol, tiene un aspecto agradable, solitaria, pero agradable:
Ahora bien, con nubes (que es lo habitual) la cosa cambia. Y si encima añadimos ese frío constante, el hielo en las calles que no te deja caminar bien, los días de noche continuada de noviembre a febrero, esa comida que no sabe, las calles vacías, los almacenes sin un alma....y paro porque me voy a deprimir. Conclusión: no me vengo a vivir aquí ni harto de vino.
Ahora bien, con nubes (que es lo habitual) la cosa cambia. Y si encima añadimos ese frío constante, el hielo en las calles que no te deja caminar bien, los días de noche continuada de noviembre a febrero, esa comida que no sabe, las calles vacías, los almacenes sin un alma....y paro porque me voy a deprimir. Conclusión: no me vengo a vivir aquí ni harto de vino.