
La ruta, cuya construcción duró 10 años y costó un dineral dado la dureza del relieve, los ciclones y las indemnizaciones, atraviesa numerosos poblados (o tribus como aquí se denominan). Uno de los más emblemáticos es sin duda Bopope, con sus cabañas circulares de paja y sus vistas majestuosas a las montañas y valles.


El resto del viaje hasta Nouméa se me hace largo y pesado, la mayor parte del tiempo bajo la lluvia. En total 6 interminables horas de coche y 400 km de recorrido. Al llegar al aeródromo doméstico de Magenta en la capital, devuelvo el coche. Faltan 2 h para que salga el avión a Ouvéa, mi primera de las islas de la Loyauté (Islas de la Lealtad), tres islas coralinas al este de la Grande Terre. Al subir al avión tengo una agradable sorpresa: es un avión de Air Tahiti. La música, las azafatas, el saludo tahitiano ia orana...¡qué recuerdos!

No hay comentarios:
Publicar un comentario