Raivavae, Polinesia Francesa. Para un retratista, los niños resultan muy agradecidos porque les encanta que les hagan fotos. En cuanto te ven con la cámara comienzan a perseguirte "photo, photo" y, cual modelos profesionales, cogen la primera flor que encuentran y comienzan a posar.
A diferencia de muchos otros países, los niños de Polinesia nunca piden nada, ni caramelos, ni bolígrafos, ni limosnas. Simplemente se acercan para distraerse, reír, y jugar un poco. Ojalá perdure esta candidez y no la estropeemos nunca.
A diferencia de muchos otros países, los niños de Polinesia nunca piden nada, ni caramelos, ni bolígrafos, ni limosnas. Simplemente se acercan para distraerse, reír, y jugar un poco. Ojalá perdure esta candidez y no la estropeemos nunca.
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