Mindelo, São Vicente, Cabo Verde. Me lo decían y creía que era un tópico: el caboverdiano no tiene el mismo concepto de futuro que nosotros. Ahora lo he podido comprobar en el día a día. Frases como “lo tendremos el próximo lunes” o “esta tarde ya habrá agua” o “mañana iremos a cenar” no tienen el sentido que estamos acostumbrados en occidente. El caboverdiano solo sabe del presente. Esto es lo que le preocupa, pues ya tiene suficientes problemas hoy como para preocuparse de los de mañana. Del futuro...”ya veremos”. Aquí todo cambia según el momento. Las cosas y el tiempo se reestructuran constantemente. Los planes son difíciles y el compromiso escaso.
El mundo puede esperar. En la escuela aprendimos que la Tierra siempre da vueltas, y que mañana llegará otro día con nuevos retos, con nuevos imprevistos. Ya pensaremos entonces cómo afrontarlos.
El mundo puede esperar. En la escuela aprendimos que la Tierra siempre da vueltas, y que mañana llegará otro día con nuevos retos, con nuevos imprevistos. Ya pensaremos entonces cómo afrontarlos.
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