Mindelo, São Vicente, Cabo Verde. Desde el 11 de diciembre de 2009, Mindelo cuenta con una construcción que genera controversia: el Pont d'Agua. Se trata de un proyecto belga-caboverdiano, que ofrece a la ciudad un centro de entretenimiento y ocio. Localizado cerca de la marina, el complejo incluye dos restaurantes, piscina, escenario para conciertos, bar, agencia de viajes, parque infantil, tiendas, peluquería, spa, y una oficina de banco.
Los promotores reivindicaban que el complejo diversificaría el turismo nacional invirtiendo en un nuevo concepto de ocio, con una idea de cualidad. “Pont D`Água é um oásis urbano em plena Baía do Mindelo, que veio diversificar o seu produto turístico”, según Amilcar Morais, su director general. Además daría trabajo a 50 personas y comunicaría a la ciudad un aire moderno.
Hasta aquí la cosa es más o menos razonable, y la verdad, feo no es. Para mí, y muchos otros, el fallo reside en el estilo: todo blanco, a lo europeo, con un aire de chill-out ibicenco algo fuera de tono. Hoy el Pont d'Agua es un complejo de espaldas a la vida cotidiana de Mindelo, frecuentado únicamente por turistas y por unos pocos mindelenses adinerados. La mayoría de las veces está vacío, especialmente durante el día. Las noches del domingo, en cambio, la música suena a todo trapo.
Y, en segundo lugar, no puedo olvidar que antiguamente aquí, donde hoy hay tumbonas de madera, piscina y restaurantes, yacían los restos del muelle donde antiguamente se cargaba el carbón a los barcos. Una imagen que proporcionaba una magia y un carácter único a la bahía, y que se ha perdido para siempre. Conservo una foto de mi visita en 2002:
Los promotores reivindicaban que el complejo diversificaría el turismo nacional invirtiendo en un nuevo concepto de ocio, con una idea de cualidad. “Pont D`Água é um oásis urbano em plena Baía do Mindelo, que veio diversificar o seu produto turístico”, según Amilcar Morais, su director general. Además daría trabajo a 50 personas y comunicaría a la ciudad un aire moderno.
Hasta aquí la cosa es más o menos razonable, y la verdad, feo no es. Para mí, y muchos otros, el fallo reside en el estilo: todo blanco, a lo europeo, con un aire de chill-out ibicenco algo fuera de tono. Hoy el Pont d'Agua es un complejo de espaldas a la vida cotidiana de Mindelo, frecuentado únicamente por turistas y por unos pocos mindelenses adinerados. La mayoría de las veces está vacío, especialmente durante el día. Las noches del domingo, en cambio, la música suena a todo trapo.
Y, en segundo lugar, no puedo olvidar que antiguamente aquí, donde hoy hay tumbonas de madera, piscina y restaurantes, yacían los restos del muelle donde antiguamente se cargaba el carbón a los barcos. Una imagen que proporcionaba una magia y un carácter único a la bahía, y que se ha perdido para siempre. Conservo una foto de mi visita en 2002:
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