Lake Tekapo, South Island, Nueva Zelanda
Esta mañana, siguiendo la ruta que Fleur me aconsejó anoche en su restaurante, la dedico a la exploración de Moeraki. Le comenté que estoy interesado en ver el cormorán de Stewart (Phalacorocorax chalconotus) pues no lo había avistado en Stewart Island, y me dijo que fuera a los dos kaiks, el 1 y el 2 (no sé lo que significa kaik, pero me imagino debe ser algo como “roca”). En el número uno, efectivamente, había muchos y apilotonados en un peñasco frente a una playa desierta de humanos y poblada de leones marinos retozando en la arena
Un poco más allá se encuentra el faro, un lugar calmado y misterioso...los faros son siempre misteriosos.
En el 2 no hay ni un cormorán pero, en cambio, descubro un lugar idílico, importado de otro planeta: cuatro casitas de pescadores, frente a una bahía llena de focas y pingüinos (por la noche, no ahora).
Me acerco a la rampa de embarcación y me encuentro con un matrimonio pescando desde su casa que al verme me pregunta si quiero un café. Sure, thank you -les respondo. Al decirle que soy de Barcelona él me dice que había trabajado con una compañía de allí que teñía las pieles de sus corderos “Small world”. Se le ve supercontento de estar en este paraíso. Me comenta que hace un par de meses que compró esa casa por solo 40.000$ (unos 30.000€). Increíble. Ahora se dedica a pescar desde su balcón con su mujer, y a contemplar las focas, las orcas, las yubartas y los pingüinos que suben por la escalera cada noche desde la playa para dormir en su terraza.
Me hubiera quedado un rato con esta curiosa pareja, pero debo seguir mi ruta hacia el norte. Así que agarro de nuevo el volante y me dirijo hacia el lago Tekapo. Una paradita en Timaru, para visitar la colonia de pingüinos cejigualdos, pero, por ser antes de las 3 pm, no hay “ningüino” (como decía el bueno de Jose Luís Coll en su “diccionario” al referirse a la expresión del cazador de pingüinos cuando regresaba a casa sin haber cazado ninguno). Aún así, sin ningüin pingüino, el lugar es espectacular.
Antes de llegar a Tekapo, y justo después de atravesar el puerto de montaña de Burkes, me desvío por una carretera “comarcal” (Haldon Road) que transcurre en medio de estepas con los Alpes de fondo, y miles de corderos en primer plano.
Finalmente llego al maravilloso lago Tekapo, de color azul turquesa, y un cielo totalmente despejado. Aprovecho para hacer una cuantas fotos mientras haya sol, pues aquí en una hora puede cambiar radicalmente el tiempo.
Y así es, dicho y hecho: en 45 minutos ya no queda casi cielo azul. Así que me subo al Mount St John, donde hay un observatorio astronómico, y tiro las últimas fotos de hoy.
El cielo se encapota poco a poco en Tekapo y la deseada foto de puesta de sol sobre el lago se desvanece en “lo imposible”. La vida del fotógrafo es así: “fotografía” quiere decir en griego “escribir la luz”, y no “crear la luz”, es decir, que lo que hay es lo que hay, y hoy no hay buena luz. Buenas noches.
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