Te Anau, South Island, Nueva Zelanda. Milford sound es quizás la atracción más popular de Nueva Zelanda. Se trata de un fiordo situado a 120 km de Te Anau, de 15 km de largo y 1 km de ancho, rodeado de impresionantes paredes de 1.200 m de altura ribeteadas de cascadas.
Así que hoy me despierto pronto, a las 5 de la mañana, desayuno lo que la señora Cindy me dejó preparado ayer por la noche, y pongo el coche, todavía en noche cerrada, dirección Norte. El barco que he escogido sale a las 9 de la mañana, pero la carretera hasta Mildford dicen que es muy bonita así que me tomo un buen margen de tiempo para poder ir parando. Las primeras fotos, todavía de noche, son a la luz de la luna llena.
Durante el trayecto me encuentro con bancos de niebla finísimos, a ras de suelo, que al atravesarlos con el coche parece que los corte como con un cuchillo. Todavía temprano, el viento no ha hecho acto de presencia y los lagos son auténticos espejos, como este, en el lago Gunn.
Al llegar a Mildford Sound me encuentro con lo más parecido a una estación marítima de ferris. Un gran complejo, con multitud de oficinas de compañías que ofrecen toda clase de excursiones ya sea en barco, en kayac, en helicóptero, en avioneta...Yo me monto en una de tipo nature, la Mitre Peak Cruises, en un barco relativamente pequeño, de dos horas de duración.
Aparte de la grandeza del fiordo, nos encontramos con alguna colonia de lobos marinos de Nueva Zelanda (Arctophoca australis) largamente diezmada durante el siglo XIX hasta un 10% de la población original.
En un momento dado, el barco se coloca debajo de una cascada, una experiencia que no había tenido antes. En este lugar llega a llover 7 m de agua al año, es decir, muchísimo. Por suerte, y casi excepcionalmente, hoy no hay ni una nube:
El trayecto de ida finaliza en la entrada del fiordo, en el mar de Tasman. Allí damos media vuelta hasta donde embarcamos.
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