Una de mis actividades matutinas preferidas en este pueblo es dejarme caer con la cámara fotográfica por los alrededores del punto de recogida de agua potable, donde todavía acuden a diario la mayoría de habitantes para llenar sus garrafas de un agua que no les llega a casa. Normalmente aquí se respira un ambiente movido y animado.
Casi siempre son los jóvenes los encargados de venir a buscar el agua a la fuente. Muchos vienen con la carretilla y realizan varios viajes. En las cercanías, siempre hay un futbolín, como para hacerles la vida un poco más agradable.
En cuanto te ven con la cámara los niños acuden para que les tires fotos. Les encanta poderlas ver acto seguido en la pantalla. ¡Qué pena que con la edad perdamos tanta sinceridad y espontaneidad!
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