La Habana, Cuba. Cuba es uno de esos lugares que no debe faltar en la lista de destinos de todo viajero que se precie. Y todavía más si uno se siente atraído por la magia de las ínsulas.
Eso sí, la isla es tan grande y las comunicaciones tan rudimentarias que hace falta una larga estancia o ir más de una vez para conocerla en profundidad. En tamaño ocupa el lugar 17 en la lista de islas de nuestro planeta, y de punta a punta dista 1200 km.
Mi primer encuentro con Cuba tuvo lugar en 1996, cuando Fidel estaba en plena actividad. Era Semana Santa y no disponía de mucho tiempo, así que lo distribuí entre La Habana, Pinar del Río y Cayo Largo, en el archipiélago de los Canarreos de Nueva Gerona.
Desde luego La Habana era, y seguiría siéndolo en cada ocasión, ciudad de obligada visita. No creo que haya otra ciudad en el mundo donde uno experimente unas sensaciones tan particulares como las que se producen aquí, especialmente en la parte antigua o Habana Vieja. El régimen de Fidel y su manifestación por todas partes, los edificios coloniales, los coches gringos reciclados de los años 30, el malecón, las colas de racionamiento de alimentos, ...todo parece como sacado de un cómic. Uno no da crédito de lo que ve y oye.
Eso sí, la isla es tan grande y las comunicaciones tan rudimentarias que hace falta una larga estancia o ir más de una vez para conocerla en profundidad. En tamaño ocupa el lugar 17 en la lista de islas de nuestro planeta, y de punta a punta dista 1200 km.
Mi primer encuentro con Cuba tuvo lugar en 1996, cuando Fidel estaba en plena actividad. Era Semana Santa y no disponía de mucho tiempo, así que lo distribuí entre La Habana, Pinar del Río y Cayo Largo, en el archipiélago de los Canarreos de Nueva Gerona.
Desde luego La Habana era, y seguiría siéndolo en cada ocasión, ciudad de obligada visita. No creo que haya otra ciudad en el mundo donde uno experimente unas sensaciones tan particulares como las que se producen aquí, especialmente en la parte antigua o Habana Vieja. El régimen de Fidel y su manifestación por todas partes, los edificios coloniales, los coches gringos reciclados de los años 30, el malecón, las colas de racionamiento de alimentos, ...todo parece como sacado de un cómic. Uno no da crédito de lo que ve y oye.
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