jueves, 5 de abril de 2012

Longyearbyen

Longyearbyen, Svalbard, Noruega. En Longyearbyen, la capital de Svalbard, viven tan solo 1500 personas. En sus alrededores puede todavía apreciarse los restos de la actividad minera del carbón que una vez ocupó a sus habitantes. Por aquellos años, la mayoría de los trabajadores que aquí vivían eran rusos, pero esa actividad ha ido en declive y hoy solo se explota una mina.

Aunque parezca mentira aquí hay vida. Existe una universidad, con 350 alumnos y 40 profesores, hay hospital, cines, museos, centros de juventud, biblioteca, piscina, bares...El turismo es hoy en día la principal actividad del archipiélago, con 40.000 turistas al año, que, me imagino, se concentran en verano.

A estas latitudes tan septentrionales el sol permanece bajo el horizonte desde mediados de Noviembre hasta principios de Febrero, período en que las temperaturas rondan una media de -15ºC. Es la noche polar. Por el contrario, desde mediados de abril hasta finales de Agosto el sol no se pone en todo el día. Unicamente en Julio y Agosto el termómetro sube unos 2-4 grados por encima de 0ºC. El panorama en invierno debe ser de lo más desolador. La gente se mueve en snowmobiles. Hay más trastos de esos que habitantes en el archipiélago.


Desde 2008, Longyearbyen es famosa por albergar la Bóveda Global de Semillas, el almacén de semillas más grande del mundo, creado para salvaguardar todas las especies vegetales y sus variedades que sirven de alimento a la humanidad. El lugar recoge más de 100 millones de semillas, aunque tiene capacidad para 2.000 millones. Se guardan a -18ºC, a 130 m de profundidad. Lo curioso es que, dadas las temperaturas del entorno, casi no hay que refrigerar nada. En caso de fallo eléctrico, la temperatura del permafrost actuaría como refrigerante natural.

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