Ajaccio, Córcega. Al sur de Porto se encuentran las fabulosas Calanques de Piana, unas formaciones graníticas de color rosado caprichosamente modeladas por el agua y el viento marítimos. La ruta transcurre por en medio de ellas ofreciendo vertiginosas vistas a su alrededor.
Una vez superadas los tortuosos paisajes graníticos de las Calanques, el Golfo de Sagones ofrece vistas más sosegadas, como ésta de la playa de Tiuccia:
Finalmente uno llega a la ciudad de Ajaccio, centro político de Córcega y ciudad más grande de la isla. Aunque se han encontrado importantes restos romanos, la ciudad comenzó a desarrollarse de verdad a partir de 1492, por iniciativa genovesa. Prosperó gracias a su comercio, agricultura y pesca de coral. Pero si por algo Ajaccio es mundialmente famosa, es porque es la ciudad natal de Napoleón Bonaparte, que nació aquí un 15 de Agosto de 1769.
Todo por aquí huele al emperador: la Rue Bonaparte, la Maison Bonaparte, el Musée Napoléonien, el Cours Napoléon, la Place Austerlitz, nombres de bares, hoteles, restaurantes... En la plaza Foch, auténtico corazón de Ajaccio, se encuentra una estatua de mármol suya entre fuentes y leones.
Desde el apalmerado boulevard Lantivy, en la costa oeste de la villa, se aprecia una bella vista de la ciudadela y del golfo de Ajaccio. Esta es una foto de 1989.
Visité la ciudad de nuevo en Junio de 2012, 23 años más tarde. No me gustó. Estaba llena de gente y con un tráfico insoportable. Tomé esta foto en recuerdo de la anterior.
Escapándome del bullicio de la urbe, pongo rumbo hacia el oeste. Allí se encuentra la Punta de la Parata y las Islas Sanguinarias, un lugar mucho más natural y bonito de visitar que Ajaccio. Una de esas islas, la más grande, alberga un faro de 1840, una torre genovesa en ruinas y los restos de un hospital de leprosos. Hoy, sus únicos habitantes son los cormoranes, las gaviotas y las pardelas.
Una vez superadas los tortuosos paisajes graníticos de las Calanques, el Golfo de Sagones ofrece vistas más sosegadas, como ésta de la playa de Tiuccia:
Finalmente uno llega a la ciudad de Ajaccio, centro político de Córcega y ciudad más grande de la isla. Aunque se han encontrado importantes restos romanos, la ciudad comenzó a desarrollarse de verdad a partir de 1492, por iniciativa genovesa. Prosperó gracias a su comercio, agricultura y pesca de coral. Pero si por algo Ajaccio es mundialmente famosa, es porque es la ciudad natal de Napoleón Bonaparte, que nació aquí un 15 de Agosto de 1769.
Todo por aquí huele al emperador: la Rue Bonaparte, la Maison Bonaparte, el Musée Napoléonien, el Cours Napoléon, la Place Austerlitz, nombres de bares, hoteles, restaurantes... En la plaza Foch, auténtico corazón de Ajaccio, se encuentra una estatua de mármol suya entre fuentes y leones.
Desde el apalmerado boulevard Lantivy, en la costa oeste de la villa, se aprecia una bella vista de la ciudadela y del golfo de Ajaccio. Esta es una foto de 1989.
Visité la ciudad de nuevo en Junio de 2012, 23 años más tarde. No me gustó. Estaba llena de gente y con un tráfico insoportable. Tomé esta foto en recuerdo de la anterior.
Escapándome del bullicio de la urbe, pongo rumbo hacia el oeste. Allí se encuentra la Punta de la Parata y las Islas Sanguinarias, un lugar mucho más natural y bonito de visitar que Ajaccio. Una de esas islas, la más grande, alberga un faro de 1840, una torre genovesa en ruinas y los restos de un hospital de leprosos. Hoy, sus únicos habitantes son los cormoranes, las gaviotas y las pardelas.
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