Tahiti, Polinesia Francesa. Hoy amanece parcialmente nublado en Tahiti. El perfil de la vecina y picuda Moorea se va dibujando poco a poco en el horizonte, entre las nubes, iluminada por los tímidos rayos de este mi primer día. No hay nadie a mi alrededor. Solo se oye el rugido de fondo del océano rompiendo contra el arrecife acompañado del gorjeo de las tortolitas. Saboreo el momento y me pellizco para no caer dormido.
Llegar a destino de madrugada y con un desfase horario de 12 h en el cuerpo es muy mal asunto. Pero no puedo ponerme a dormir ahora. Debo aguantar hasta la noche sino quiero que el jetlag se acentúe más. Practico con mi nueva cámara. Juego con el blanco y negro. Es curioso, qué tiene el B&W que siempre inspira esa magia, este vintage, ese arte.
Por fin sale el sol, radiante. La vista desde la recepción del hotel es de lo más espectacular. Desde luego, este país no puede ser más bello.
Llegar a destino de madrugada y con un desfase horario de 12 h en el cuerpo es muy mal asunto. Pero no puedo ponerme a dormir ahora. Debo aguantar hasta la noche sino quiero que el jetlag se acentúe más. Practico con mi nueva cámara. Juego con el blanco y negro. Es curioso, qué tiene el B&W que siempre inspira esa magia, este vintage, ese arte.
Por fin sale el sol, radiante. La vista desde la recepción del hotel es de lo más espectacular. Desde luego, este país no puede ser más bello.
Aprovecha bien del paraíso, tu que puedes
ResponderEliminarJaume