viernes, 19 de julio de 2013

¿Ballenas?...¡ni una!

Moorea, Polinesia Francesa. Año tras año, las yubartas (también conocidas como ballena jorobada, o, en inglés, humpback whale) emprenden un viaje de 5.000 km desde la Antártida hasta las islas de los mares del sur, huyendo del frío y buscando un lugar seguro para sus ballenatos recién nacidos. 

Moorea se encuentra entre los destinos preferidos por esos gigantes. De Julio a Noviembre, una media docena de estos cetáceos merodea por el lado océano del arrecife, lo que significa una oportunidad de oro para los locales de hacer unos calerons sacando a los turistas para avistarlas y -por qué no- bañarse con ellas.

Hoy, 18 de Julio, me apunto al paseo que ofrece Bernard en su catamarán que sale del muelle del hotel Intercontinental. Solo subir a bordo nos previene que la temporada acaba de comenzar y que la mejor época es Agosto-Septiembre-Octubre, no Julio.

Así que a las 9 de la mañana nos embarcamos en busca de esos leviatanes. Parece que hay un poco de viento. Primeramente paramos para darnos un chapuzón con las rayas y los tiburones punta negra, ambos totalmente inofensivos, a pesar de que las primeras tienen un aguijón cuya picada te deja KO y los segundos una mandíbula de aspecto poco amistoso.


Mientras las rayas y los tiburones dan vueltas a nuestro alrededor, Mairé da de comer a una frigata

El viento va en aumento y las olas rompen con rabia en su contra.


Pasamos primero frente a la bahía de Opunohu, con el monte Mouaroa cubierto por las nubes. El crucero Paul Gauguin se halla fondeado en su entrada. Cada vez hace más viento.

Seguimos por la bahía de Cook. Curiosamente el famoso capitán fondeó en la bahía vecina, la de Opunohu, y no en ésta. Por alguna extraña razón, fue la otra la que se llevó su nombre.
 

El viento ya es tan fuerte que comienzo a pensar que no podremos dar la vuelta a la isla, y, en cuanto al avistamiento de ballenas ya lo doy por perdido. 

Esto me demuestra la lotería de estas actividades: el año pasado fue una maravilla, con el mar plano como una balsa y uno bañándose con las ballenas y sus crías. En esta ocasión, en cambio, entre el viento y que es mes de Julio, la salida ha sido un desastre. Nunca se sabe. Y el precio de cada salida (unos 60 €) no es como para ir probando cada día...

Pero bueno, si queréis saber cómo es esta excursión con aguas calmadas, vistas espléndidas del pico Mouaroa, y baño con ballenas... solo tenéis que pinchar aquí.

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