Vatnajökull, Islandia. A primera hora de la mañana, desayunamos y recogemos la tienda de campaña. Fuera, un tímido y matutino rayo de sol ilumina la lengua del glaciar Skaftafellsjökull.
Decimos adiós a nuestro camping de Skaftafell y ponemos rumbo hacia uno de esos lugares que dejan huella. Efectivamente, al poco rato de partir, el guía anuncia en el autocar que abramos bien los ojos porque en la próxima curva vamos a ver un paisaje único. Dicho y hecho, el autocar entero explota en gritos y exclamaciones ante lo que ven nuestros ojos: Jokulsarlon, una laguna semihelada llena de icebergs, al pie del mayor glaciar de Europa, el Vatnajökull, grande como la isla de Córcega. Era mi primer contacto con el ártico profundo.
Salimos del autocar medio enloquecidos ante tanta belleza. Una embarcación nos lleva a dar una vuelta por la laguna, entre icebergs y lenguas glaciares.
La textura del hielo azul y el fino polvo de lava incrustado a menudo transforman los icebergs en figuras fantasmagóricas. Qué pena no disponer de más libertad y tiempo para fotografiarlos con calma.
Decimos adiós a nuestro camping de Skaftafell y ponemos rumbo hacia uno de esos lugares que dejan huella. Efectivamente, al poco rato de partir, el guía anuncia en el autocar que abramos bien los ojos porque en la próxima curva vamos a ver un paisaje único. Dicho y hecho, el autocar entero explota en gritos y exclamaciones ante lo que ven nuestros ojos: Jokulsarlon, una laguna semihelada llena de icebergs, al pie del mayor glaciar de Europa, el Vatnajökull, grande como la isla de Córcega. Era mi primer contacto con el ártico profundo.
Salimos del autocar medio enloquecidos ante tanta belleza. Una embarcación nos lleva a dar una vuelta por la laguna, entre icebergs y lenguas glaciares.
La textura del hielo azul y el fino polvo de lava incrustado a menudo transforman los icebergs en figuras fantasmagóricas. Qué pena no disponer de más libertad y tiempo para fotografiarlos con calma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario