lunes, 28 de mayo de 2012

Península de La Caravelle

La Caravelle, Martinique. En la costa atlántica de Martinica, un dedo de tierra rocosa irrumpe 12 km mar adentro. Es la península de La Caravelle, donde, entre otras cosas, habita una especie de ave en peligro de extinción: el cuitlacoche pechiblanco (Ramphocinclus brachyurus). Se trata de un pájaro de aspecto vulgar, marrón, parecido a nuestro mirlo pero con el pecho blanco. No tiene nada de especial excepto que sólo subsisten 3.000 individuos en el planeta, repartidos entre esta península (200) y una estrecha franja de Santa Lucía (el resto), y claro, uno no puede resistir el reto de verlo y añadirlo a su world-list personal. Cosas de ornitólogos.
El lugar es hoy en día reserva natural ya que no sólo alberga al mencionado cuitlacoche sino que también acoge a 150 especies vegetales y 77 aves más. Aparte, es una maravilla en cuanto a paisaje se refiere.
Me adentro con el coche y me dirijo hacia el final de la península hasta el Château Dubuc, frente a la majestuosa Baie du Trésor. Por los alrededores del lugar dice que a menudo merodea el cuitlacoche.

El Château Dubuc es un castillo en ruinas construido hacia el 1740 por la familia Dubuc de Rivery. Se trataba de una importante azucarera de la isla, en donde además, se practicaba el contrabandismo y el comercio de esclavos. Hoy sólo quedan vestigios de sus calabozos y alguna que otra pared de la casa del patrón.


Me siento en una de las piedras centenarias, contemplando la preciosa bahía du Trésor, y de repente oigo un "chek-chek-chek" procedente de la vegetación frondosa, que en principio podría ser de cualquier ave, pero algo me dice que no, que se trata del raro cuitlacoche. Me acerco sigilosamente hacia el lugar y... zás...allí estaba moviéndose sin parar, de rama en rama. Eureka, uno más para la lista ¡y de los que cuestan!

No pude hacer ninguna foto, pero aquí os dejo una sacada de internet para que os hagáis una idea. Sí, ya lo sé, el bicho no tiene nada de particular, pero el mundo de las aves es así: ¡la belleza no importa! Contento de mi hazaña, reemprendo el camino de vuelta; está atardeciendo y aún me quedan unos cuantos kilómetros hasta llegar a Le Robert, población donde intentaré encontrar un motelito barato para pasar la noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario