Zanzibar, Tanzania. Paseando por la playa de Matemwe me encuentro con un grupo de jóvenes que regresan de recoger moluscos tras la marea baja, una de las principales actividades de la gente de este lugar.
Rápidamente percibo que los ojos de esos adolescentes desprenden una luz interior, de tono azulado, como no la había visto nunca antes en una mirada. Era el reflejo más puro de la naturalidad. Esa luz tenía que venir de muy adentro.
Rápidamente percibo que los ojos de esos adolescentes desprenden una luz interior, de tono azulado, como no la había visto nunca antes en una mirada. Era el reflejo más puro de la naturalidad. Esa luz tenía que venir de muy adentro.
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